4. Remedios para el enfermo

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—¡Señor Wei!, traje más esquiras para usted—gritó feliz saliendo del agua con una bolsa en la mano—¿Señor Wei?—llamó al ver que el otro ni siquiera lo regresó a ver de dónde estaba acostado—Se-señor Wei ¿Está bien? —se acercó.

—¡Oh! Wen Ning—esta vez lo miró a los ojos sin levantarse—,no te preocupes— trató de sonreírle—estoy bien.

—Señor Wei yo… —se sintió culpable, no pudo cuidarlo bien y ahora no sabía qué hacer.

—Estoy bien, solo… necesito descansar un poco—se volvió a recostar con la mirada hacia el cielo, el sol estaba más fuerte de lo normal.

—De-debería comer algo—comentó pero no obtuvo respuesta. Se acercó y se tranquilizó al verificar que seguía respirando.

El dolor de cabeza era demasiado, el calor del sol no ayudaba, le dolía todo el cuerpo y no tenía energía como para levantarse. Cuando escuchó la voz del tritón preocupada, hizo lo posible para calmarlo, pero… enserio se sentía mal. Poco a poco se quedó dormido.

Cuando volvió a abrir los ojos, algo le cubría por completo, estaba más fresco, aún le dolía el cuerpo pero el sol ya no le molestaba  y seguir durmiendo parecía lo más indicado en ese momento, reacomodó su posición para continuar en lo suyo. Pero…

—Deberías haberlo cuidado mejor—una voz femenina se escuchaba enojada, ¿De dónde provenía?

—Hermana, yo no sabía que…

—Los humanos son más delicados, no soportan mucho en el agua.

—Lo siento yo…

—Si quieres seguir manteniéndolo aquí espero que lo hagas mejor, ahora dale esto.

Wei Ying volvió a abrir un poco los ojos, giró la cabeza en dirección del sonido, y, por debajo de lo que sea que lo cubría,  trató de ver lo que pasaba. Habían dos figuras, por la voz, pudo suponer que una de ellas era su lindo tritón pero … ¿Y la otra?, quien quiera que fuera sintió su molestia hacia él. Volvió a cerrar los ojos.

Cuando por fin despertó, con todos sus sentidos intactos, el dolor del cuerpo ya no estaba, la cabeza le molestaba un poco, el calor se había ido y el sol se estaba poniendo. Se estiró antes de levantarse con un movimiento rápido. Mala idea, se mareó.

—¡Señor Wei! Despacio—gritó alarmado el tritón acercándose hasta la tabla.
—Calma, estoy bien—pudo ver qué lo rodeaban ¿Algas? ¿Era con lo que le cubrieron?

—Usted debe descansar.

—Ya descansé todo el día.

—Pero… hermana dijo que debía descansar hasta que la medicina se terminara.

¿Hermana? Entonces esa era la voz que escuchó antes.

—Y… ¿Cuánto falta para terminar esa dichosa medicina?

—Poco menos que la mitad—dijo mientras revisaba el recipiente que la contenía.

—Me pregunto… ¿Cómo es que se  menoró  si yo estaba dormido?—una sonrisa maliciosa se formó en sus labios, mientras miraba al tritón. Esto fue suficiente para que el color del rostro del Wen cambiará a un rojo intenso. Wei Ying se echó a reír.

—Señor Wei, no se burle de mi—dijo mientras ocultaba medio rostro bajo el agua.

—No me burlo… bueno, talvez un poco, pero eres tan tierno— y podría contar cuántos tonos de rojo puede tomar la piel de Wen Ning, pero nunca terminaría.

Wen Ning, feliz y avergonzado por el cumplido, nadó por debajo del agua dando vueltas la tabla.

—Está bien, está bien, dame más de esa medicina.

La verdad debía admitir que era muy eficiente, la última vez que se enfermó de esa manera tardó más de tres días en recuperarse, y ahora, ni un solo día.

El tritón volvió a acercarse a la tabla para entregar el recipiente de la medicina.

—Debe beber un sorbo.

—¿Por qué no me lo das?

—¿Qué?—preguntó confundido, ¡Se la estaba entregando!

—Me refiero a la manera en que lo hiciste mientras estaba inconsciente—sonrió coqueto.

—Se-señor Wei—sin previo aviso, un beso se posó en los labios del tritón.

—En ese caso solo tomaré el beso y la medicina por separado—sin quitar la sonrisa de su boca.

En definitiva, nunca se cansará de provocar un nuevo tono rojo en el rostro de Wen Ning.

Dulce MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora