Las caderas que hacen perder la vida

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Tras cenar y que el agotamiento desplegara todas sus armas contra sus músculos y huesos los cuatro decidieron irse a sus habitaciones a dormir

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Tras cenar y que el agotamiento desplegara todas sus armas contra sus músculos y huesos los cuatro decidieron irse a sus habitaciones a dormir.

Melione y Antheia se despidieron de sus amigos en el umbral de la puerta. El rostro de Cian era impasible y el músculo de su barbilla palpitaba. Le sonrió levemente y pasó su mano por su hombro.

―Nos vemos mañana. Bajaremos a desayunar cuando amanezca.

Abrieron la puerta de su habitación y entraron. El fuego de la chimenea les dio la bienvenida.

Melione se quitó las botas y las dejó al lado de la puerta. Antheia se sentó en la cama y se anudó el pelo.

―Parece que me ha aplastado un caballo―dijo soltando un suspiro.

Ella se dirigió al baño para asearse, abrió el grifo del lavamanos y se humedeció el rostro. El agua le caía por la piel sudada llevándose los restos por el desagüe.

―Nos merecemos un buen descanso, aunque los colchones de aquí no son muy buenos.

―He dormido en lugares peores, Melione. Me conformo con no dormir en el suelo.

―Puedes dormir entre mis brazos―dijo mientras se apoyaba en la madera de la puerta del aseo.

Antheia sonrió y sus ojos verdes se iluminaron.

―Voy a ir al baño a refrescarme y cambiarme de ropa. Después aceptaré tu invitación ―le guiñó el ojo.

Pasó a su lado y ella le dio un leve beso en la boca.

Cuando la puerta se cerró, rebuscó entre sus pertenencias y sacó su pijama de dormir. Aunque la chimenea estuviera encendida hacía demasiado frío como para dormir solo con una camisa o pantalón. Se quitó la ropa de viaje y la dejó en la bolsa. Se vistió con las prendas de ropa más abrigadas y se tumbó en la cama apoyando la espalda en la pared. Esperando a que Antheia saliera del baño.

―¿Crees que Cian y Saoire van a hacer el frutifantastico esta noche?

―¿El frutifantastico? ―se rio con ganas.

―Creo que es mejor que decir que Saoire le va a chupar el pene a Cian ¿no te parece?

―¿Acaso no te gusta la idea de que nuestros amigos se acuesten?

―Me da igual, lo que no quiero son malos rollos. Sobre todo ahora que estamos en una misión donde nos jugamos la piel.

―Conozco a Saoire desde hace muchos años y dudo que haga algo con Cian. Por lo menos ahora, ella esperará a que él dé el paso o a no poder más con las ganas―su voz llegaba apagada por el ruido del grifo.

―Está claro que se gustan ¿has visto cómo se miran?

―Habría que estar ciega para no verlo.

―Me alegro por Cian, pero no quiero que vuelvan a romperle el corazón.

Reino de desolación y espíritus quebrados [Legado Inmortal 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora