La noche era estrellada, pero debido a las nubes los luceros de la noche estaban apagados como si lloraran tristeza. Melione miró debajo de su capucha la calle mohosa y arrebatada que se encontraba entre ella. Diferentes olores desagradables y otros más dulces se mezclaban con la brisa que traspasaba las telas de las tiendas improvisadas que se extendían ante su vista.
Sus compañeros de viaje estaban a su alrededor con la misma indumentaria, sus trajes recubiertos de cuero y tiras donde llevaban sus armas estaban cubiertos de las capas de viaje y sus capuchas echadas por encima de sus cabezas, y a diferencia de ella ellos la llevaban tan calada sobre sus cabezas que su mirada no se podía ver tras la tela y la oscuridad. Ella hablaría por ellos esa noche, siendo la cara mas visible del pequeño escuadrón que habían conformado.
Esa noche ella obtendría las respuestas que tanto estaba buscando y si tenía que poner el lugar patas arriba y destrozarlo todo lo haría. Estaba dispuesta hasta quebrar sus propios huesos por la familia que le quedaba, la cual ella había diezmado en un arrebato de locura y rabia pura y ciega.
Miró a Antheia y esta le asintió bajo la capucha.
―Lo mejor será dividirse―le dijo a Cian y Saoire
―Estoy de acuerdo―dijo Saoire―.Tengo un contacto en este mercado así que iré a preguntar que sabe.
―Mucho cuidado―les dijo a sus amigos, y fue lo máximo que pudo decir para no denotar su ansiedad y su preocupación.
―Tranquila―le dijo Cian cogiéndola por el antebrazo como solían hacer.
Melione apretó fuerte contra el de él y asintió.
―Nos volveremos a ver, mi amiga.
―Moriremos juntos.
―Hasta mi último aliento seras mi reina.
―Nuestra reina―Saoire le apretó el hombro con fuerza.
Cian y Saoire la soltaron y ambos se perdieron entre la niebla de los callejones.
―¿Hacía donde vamos?―le preguntó a su pareja.
―Saoire irá hacía el final del callejón, si mal no recuerdo, podemos empezar por aquí.
Melione asintió y comenzó a caminar entre los puestos. Llevaba un bosquejo de su hermano en un trozo de papel que había dibujado Saoire, a la cual no se le daba nada mal dibujar.
Lo fue enseñando de puesto en puesto, desde los que vendían mujeres y niñas, los cuales le dieron un asco tremendo, hasta un viejo herrero que vendía un par de dagas toscas, pero con buen filo. Le compró una pequeña que metió en su bota. El hombre no se pudo creer que le pagara con una moneda dorada que haría que se pudiera alimentar dignamente durante un par de días.
Entonces en una de sus pesquisas con un hombre que estaba en una esquina de un edificio donde entraban varios hombres y el ambiente se sentía cargado de adrenalina y sudor, consiguieron dar con alguien que lo conocía.
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Reino de desolación y espíritus quebrados [Legado Inmortal 3]
FantasiUna nueva guerra esta por venir y Melione debe de enfrentarse a la que una vez creyó que era su amor verdadero *** Melione recibe una carta de su hermano Nathaniel pidiéndole que rescate a su familia. Tras reunirse con Nathair y Brielle, y ver con s...