La pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española o trancazo, fue una pandemia causada por un brote del virus de la gripe tipo A, subtipo H1N1. A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan principalmente a niños y ancianos, sus víctimas fueron también jóvenes y adultos con buena salud, y también animales, entre ellos perros y gatos. Se considera una de las pandemias más devastadoras de la historia humana, ya que en solo un año acabó con la vida de entre 20 y 40 millones de personas. Esta cifra de muertos, que incluía una alta mortalidad infantil, se considera uno de los ejemplos de crisis de mortalidad.
Hospital improvisado en Camp Funston, Kansas, en 1918.
Mortalidad por semana en París, Berlín, Londres y Nueva York. El pico es atribuible a la gripe. El texto dice: «Pandemia de gripe, mortalidad en Estados Unidos y Europa durante 1918 y 1919. Muertes de causas variadas, por semana, expresadas como una tasa anual por mil».
Mortalidad por edades de las epidemias de gripe normales de 1911 a 1917 (línea de rayas) y de la epidemia de 1918 (línea continua). El pico central muestra la peculiar mortalidad de 1918 entre niños, jóvenes y adultos.
La enfermedad fue notificada por primera vez el 4 de marzo de 1918, en Fort Riley (Kansas, Estados Unidos), aunque ya en el otoño de 1917 se había producido una primera oleada heraldo (ya que es la que anunciaba la llegada del resto) en al menos catorce campamentos militares. Tradicionalmente, se ha localizado al paciente cero en Estados Unidos, concretamente, en el Condado de Haskell, en abril de 1918, y en algún momento del verano de ese mismo año este virus sufrió una mutación o grupo de mutaciones que lo transformó en un agente infeccioso letal. El primer caso confirmado de la mutación se dio el 22 de agosto de 1918 en Brest, el puerto francés por el que entraba la mitad de las tropas estadounidenses aliadas en la Primera Guerra Mundial.