Color naranja, acuarela roja, tempera amarilla y pintura marrón.
Con suavidad, Julie desplazó el fino pincel, hasta el extremo de la gran hoja blanca. Eran los últimos detalles y el cuadro era terminado.
Cada vez faltaba menos.
Sus castaños ojos admiraron aquel paisaje otoñal del atardecer.
—¿Algo interesante, eh? —escuchó su voz desde arriba.
Julie, asintió pasando el antebrazo por su rostro.
—Si.
—¿Y se puede saber que es? —las cejas de Ben subieron con curiosidad.
—Es privado —respondió la castaña concentrada en la pintura.
—¿Estás enojada?
Algo le falta al cuadro otoñal —pensó Julie.
—No —respondió frunciendo el ceño.
—Yo creo que sí —ataco Ben, dando la espalda al atardecer apoyando los brazos en el barandal.
—Pues crees mal —se defendió la muchacha.
Silencio. Eso fue la respuesta vacía que recibió.
—Definitivamente estás enfadada —afirmo con certeza el joven, sonriendo triunfante.
Julie gruño.
—¡Claro que no! —chilló —¿Por qué lo estaría?
—Puedo pensar en muchas razones.
La cabeza de la joven se torció al percatarse de lo que acababa de hacer.
No, no, no —negó —¿Negro en el retrato? ¿En qué estaba pensando? —se pregunto.
—Ya que no respondiste lo diré —Benjamín siguió hablando —estas enojada porque no respondí cuántos años tengo ¿Verdad?
El pincel cayó al suelo.
¡¿Qué?! —ahogó un gritito.
Apresurada por no manchar la nueva alfombra, se apresuró a levantar el palito con pintura en la punta.
Suspiro aliviada al observar que no había ninguna mancha en la alfombra.
—No estoy —hizo una pausa —enfadada. Solo estoy frustrada.
—¿Es importante que te diga mi edad? —su pregunta la tomo desprevenida.
—¡No!
—¿Entonces? —presionó Benjamín.
Julie asomó el objeto con pintura al retrato con la mano temblando.
—Fue curiosidad —mordió su labio.
La risa de Ben se instaló en el lugar.
—Hagamos algo, te digo mi edad y tu respondes una de mis preguntas —propuso.
La muchacha miro el retrato fijamente sin poder creer lo que reflejaba.
—Acepto —dijo luego de negar con la cabeza.
—Bien —un ruido se escuchó junto a un grito del piso donde él se encontraba. Julie balanceó su cuerpo en sus pies.
La gran ventaja del silencio era escuchar lo que sucedía a los otros vecinos, y eso era lo que Julie admiraba en secreto.
—Guardaré mi pregunta para mañana —comunico Ben, con una sonrisa.
—¿Y mi respuesta? —preguntó un tanto decepcionada.
Su risa fue lo primero que escuchó, antes su tan ansiada respuesta.
—¿Tan apresurada estás por saber mi edad? —demandó Benjamín con humor.
—No, solo es—comenzó Julia a titubear moviendo las manos.
—Tengo veinticuatro —la cortó Ben con una sonrisa en labios —ten linda noche chica de los lamentos —saludo pasando las manos por su cuello.
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Tardes de Otoño © |Completa|
ContoTodo comenzó en la primera tarde otoñal, para luego volverse una rutina de todos los días. Volver al mismo lugar, el balcón de sus respectivos departamentos, ese era el lugar de la primera vez que ambos compartieron las tardes de otoño. Autora -Tina...