–¿Príncipe JiMin?
–¿Han investigado algo?– Un chico que rondaba los 20, de piel clara, cabello largo y blanco, con ojos negros y cansados, miraba con una mueca la carta dejada por su madre
–Entro un espía– Contestó la chica pelirroja, general del ejército Park. Ella miraba al príncipe recién llegado, se veía tan joven y tan ingenuo
–¿Por qué lo harían?– Preguntó con tristeza JiMin, la chica parpadeo confusa
–Es obvio príncipe, somos uno de los tres imperios, y el único más poderoso del continente. Nuestra posición es la mejor considerable, tenemos mar, tierras fértiles, bosque, llanura. Creo que se puede dar una idea– JiMin miro a la general asintiendo, tenía razón, eran el punto para muchos enemigos
–¿Y mi madre?
–La emperatriz tuvo un luto de 3 días, ayer fue cremada, hoy se encuentra en el salón familiar de los caídos
–¿Por qué no esperaron a mí? Tenía cuatro meses sin verla, me hubiera gustado aún que sea verla así
–Tiene otras cosas pendientes, príncipe. Tenemos que adelantar su coronación, el trono no puede estar solo por mucho tiempo, cualquiera lo querrá usurpar
–Entiendo, bueno, en realidad no. ¿Por qué me trajeron de vuelta? Estaba bien en la torre, casi controlaba el caos– Susurró JiMin nervioso, la pelirroja frunció los labios
–Es el único heredero, y la emperatriz dejo en claro que nadie, más que usted, debe ocupar el trono
–Soy un riesgo
–Príncipe, ha pasado mucho tiempo, si usted no creen en si, nadie lo hará– La general miro al muchacho quien miro detrás de ella, a un cuadro de la leona dorada– ¿Quiere ir a visitar a su madre?
–¡Por supuesto!– JiMin se incorporo alisando las arrugas en su tunica, la general lo miro arqueando una ceja
La ropa de un hechicero, claro
–Por aquí, príncipe
Ambos salieron de la habitación y bajaron al primer piso, pasaron por varios salones, el palacio era inmenso, JiMin veía con curiosidad a los trabajadores del lugar, unos lo reconocían, haciendo una reverencia rápida, otros no lo hacían y pasaban de largo. La mayoría aún vestía de negro y tenían la mirada triste, JiMin tenía conocimiento de que su madre siempre fue alguien de carácter fuerte, pero siempre veía por su gente, todos la amaban, la respetaron y amaron hasta su asesinato. JiMin pensaba que jamás llenaría sus zapatos
–¿Dieron con el asesino?
–No, príncipe. Eso hemos estado haciendo estos días, por eso hay gente de nuestro ejército en los pasillos
–Y ¿No crees que estoy en riesgo? ¿Tú me cuidarás?
–Tristemente no puedo, príncipe. Tengo otros asuntos que atender junto al consejero, pero contratamos a alguien que siempre cuidará de usted
–¿No crees necesario que aprenda a manejar una espada? Mi madre era la mejor, te entreno a ti– La general se detuvo ante lo dicho, JiMin la miro pensando que la había ofendido pero la mirada en la pelirroja decía que no, que estaba recordando
–Si eso quiere, príncipe. Podemos entrenarlo cuando tenga tiempo libre. Pero primero tiene muchas cosas antes que hacer, recuerde
Ambos siguieron su camino en silencio, llegaron al jardín real, siempre había sido tan lindo, con un río y fuente artificiales, dónde había cualquier tipo de pescados, árboles y flores en abundancia, era como un pequeño bosque pero bien cuidado. Atravesaron el jardín hasta llegar a una catedral de cristal mediana, en el centro de las puertas tenía el logo familiar, un ave y un felino frente a frente que se gruñían. Podían interpretarlo como quisieran, JiMin le gustaba decir que era un lobo y un cuervo
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Imperios • Ggukmin
Fanfiction-¿Por qué ya no ser inmortal? -Para poder envejecer contigo -Jeongguk... -Pero ví que hice mal, tú seguiste adelante con tu vida •Se prohíbe cualquier tipo de adaptación