Taeyong se encontraba furioso, no era la primera vez que YooA iba en contra de él.
La mayor de sus retoños siempre se las arreglaba para sacarle canas verdes. Y no es que la joven no quisiera a su padre, claro que no era eso, Taeyong lo sabía. Simplemente, la muchacha quería llamar su atención. La mayoría de las veces, Taeyong compartía tiempo con ellos solamente cuando estaba enojado o debia de discutir algo con ella y Donghyuck.
YooA entendía que su padre tenía un título que defender y roles que cumplir dentro de la estupida jerarquía que existía. Pero de todas formas, ella creía que el tiempo que pasaban juntos como familia no era el suficiente.
Después de todo, desde que Hyuck cumplió los cuatro años, YooA sintió que había perdido a sus dos padres. Era mamá quien solía estar con ellos en casa, y era mamá quien los abrazaba durante las noches, acariciaba sus rodillas magulladas despues de una caída y les contaba historias de principes de paises lejanos.
Cuando ella murió, también sintió morir su familia; porque Taeyong nunca estuvo ahí, nunca lo había estado, ni para verla a ella convertirse en señorita, ni para enseñarle a Donghyuck a ser un hombre de bien.
Pese a todo, YooA agradecía eternamente haber dejado a Doyoung a cargo de ellos. Doyoung los había criado, y acompañafo durante toda su infancia y adolescencia. Mientras que Taeyong, era simplemente el ser que les dio la vida, los mantenía y manejaba según su conveniencia. Él seguía siendo su padre y ella lo amaba de todas formas, aunque no estaba dispuesta a llevar el estilo de vida que este le imponía.Después de cuarenta minutos en la carrosa, Taeyong llegó a su casa.
Abrió las puertas de par en par y se dirigió enfurecido hacia la sala.
Doyoung, quien se encontraba sentado leyendo gratamente dio un respingo al escuchar el estruendo.—. Señor Taeyong...
—. ¿Dónde está YooA? —preguntó enojado.
—. Buenos días para usted también... He estado bien, gracias por preguntar. — respondió Doyoung con ironía. Taeyong suavizó su expresión al ver al mayor.
—. Lo siento... — Taeyong suspiró y se dirigió hacia el lugar donde Doyoung se encontraba, sentándose al lado de este, reposando su cabeza en el hombro del hombre de al lado.
—. Ha sido una mala mañana. Estoy contento de verte nuevamente dodo, y me alegra que estés bien... —. Desde su posición, intentó mirar el rostro de Doyoung, él cual sólo suspiró y le acarició el cabello al duque.—. ¿Qué sucedió?
—. Sólo... oí rumores sobre YooA y el tal hijo de los Jung. Lo peor de todo es que Jaehyun estaba ahí, esa rata asquerosa y... — Doyoung levantó una ceja, esperando a que continuara, pero Taeyong se mordió la lengua para no hacerlo.
—. Lo siento, sé que no te gusta oir hablar mal de él. — se encogió en su sitio pareciendo un cachorro castigado, Doyoung suspiró.—. No me molesta que hablen mal de él Tae. Me molesta que hablen de él... No me interesa escuchar su nombre.
Y con respecto a lo de YooA... ¿Qué escuchaste?—. ¿Aún... Aún te afecta?
—. No. — respondió sincero. — la verdad, no le guardo rencor. Es sólo que cuando hablan de él tú te pones de mal humor...— Doyoung lo miró y soltó una risita. — Siempre he creido que a ti te molesta más lo que pasó que a mi. Lo cual no entiendo, ya que nunca me haz querido explicar.
—. Algún día lo haré, lo prometo... Pero ahora, ¿podemos llamar a YooA?
—. Sí, claro. Iré por ella...
Taeyong quedó recostado de una forma poco educada sobre el sillón. Estaba cansado y por el momento, sólo quería aclarar las cosas con su hija para luego ir a recostarse a su habitación.
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𝕽𝖔𝖒𝖊𝖔 𝔂... ¿¡𝕵𝖚𝖑𝖎𝖊𝖙𝖔!?
FanfictionÉ𝘳𝘢𝘴𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘷𝘦𝘻, 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘱𝘢í𝘴 𝘮𝘶𝘺, 𝘮𝘶𝘺 𝘭𝘦𝘫𝘢𝘯𝘰, 𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘧𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢𝘴; 𝘑𝘶𝘯𝘨 𝘺 𝘓𝘦𝘦, 𝘴𝘦 𝘩𝘢𝘯 𝘥𝘦𝘤𝘭𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘭𝘢 𝘨𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢. Sí, claro... ¿Guerra de qué? ¿Guerra de abrazos? ¿Guerra de besos? ¿...