Capitulo 9 Maratón 1/?

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 No. Puedo. Creerlo.


Él se encuentra con una sonrisa inocente mientras sigue mostrando el vídeo. ¿No le bastaba con que yo le contará mi vergonzoso problema, si no, quería verlo con sus propios ojos?


La cólera sube por mi cuerpo y sin pensarlo, llevo mi mano al collar sacándolo de golpe sin importarme el daño que me he echo y se lo lanzó a la cara con una furia inimaginable.


—¡¿Por qué me has grabado?! —pregunté gritando, histérica, él asustado se llevo una mano a la mejilla donde el collar había caído y dejaba la portátil a un lado—. ¿Qué querías ver, eh? ¿Para qué querías saber que mierda hacia yo? ¿Por qué lo hiciste? —pregunté nuevamente, pidiendo una explicación.

—Debía ver como era tu comportamiento.

—¿Engañándome?

—Yo no te engañe —se defendió.

—Si, lo hiciste, me regalaste un collar que tenía una cámara.

—¿Te lo hubieras puesto si yo te hubiera dicho siquiera de que se trataba? A todas las chicas que han venido a esta consulta se los he regalado y las he engañado, como lo hice contigo.

—¿Y ninguna a reaccionado como yo lo hice?

—No, eres la primera que me lo lanza a la cara —dice lanzándolo a un lado. Ahora me siento arrepentida, pero aún así, la furia seguía allí.

—¿Por qué lo hiciste?

—Ya te dije, para ver todo el problema con mis propios ojos, y lo vi, y me he puesto a analizar y pienso que estoy muy próximo a adivinar cual es el problema.

—¿Y cuál es tu hipótesis?

—Aun no puedo decírtelo, tengo que esperar aún un poco, no quiero estar diciéndote mentiras o decirte cosas al azar, quiero llegar al problema verdadero.

—¿Así que estaré contigo mucho tiempo más?

—Así es —respondió con una sonrisa.


Aquella sonrisa que realmente ya me estaba cansando. Tenía que haber probado mejor mi puntería y haberle lanzado justo allí el collar.


—Bueno, si ya pasamos un poco tu ataque de furia, me gustaría hablar de lo que sucedió anoche. ¿Por qué te has apartado de él si ibas bien? —mordí mi labio nerviosamente y suspiré.

—Cuando sentí que sus manos iban mucho más allá de lo que alguna vez alguien tocó, me puse nerviosa y tenía unas inmensas ganas de gritar.

—Pero eso no paso, pude notarte a traves de la cámara muy tensa.

—Lo estaba —dije mirándolo—. Y luego, cuando su mano me acarició mi... —junte los labios y reí ruborizada incapaz de decirlo. El Doctor Maslow rió divertido tomando mi mano.

—Soy un sexólogo _____, estoy acostumbrado a escuchar cosas que personas como tu encuentran vergonsozo, vamos dímelo. El primer paso es no tener vergüenza sobre lo que es normal.

—Cuando me acaricio por encima de las bragas —continúe—, supe que todo estaría mal y simplemente, hice lo primero que mi cuerpo respondió, pateándolo...

—¿Cuándo comenzaste a patear chicos? —tuve que entrecerrar mis ojos para mirarlo al escuchar el tono gracioso de su pregunta. Él se estaba burlando de mi situación— no me estoy burlando.

Contestó adivinando lo que estaba pensando, abrí mis ojos sorprendida.

—Hace unos, dos años —respondí.

—¿Por qué?


¿Por qué era que los golpeaba? Quizá porque me asustaba, ¿no? Su tacto me hacia poner los pelos de punta y como le había dicho ya, me hacia querer gritar desesperada como si algo malo me estuvieran haciendo.

—Su tacto me asusta...

—¿Por qué? —sigue preguntando.

—Porque me recuerda algo que marco mi vida —contestó sin ser conciente de mis palabras.


Su mirada cambia rádicalmente y puedo pensar que esta sorprendido. Al parecer, mis palabras, habían comprobado su hipótesis.

Virgen A Los 25 (James Maslow y Tu) ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora