Capítulo cuatro: ¿Qué tenemos en común?

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"¿De verdad imprimiste esto?" Siyeon trató lo mejor que pudo en retener una carcajada mientras veía el papel que le había dado Minji. La otra chica estaba sonrojada, pero exasperada.

"¡Será la mejor forma de hablar de esto! No quiero que ninguna haga algo que no le guste a la otra, y me hace sentir menos nerviosa sobre todo esto. Lo leí en internet."

Siyeon apreciaba la consideración de Minji, aunque la chica fuera algo lamentable por buscar eso como si fuera una estudiante ejemplar. Siyeon se preguntó qué era lo que Minji había leído en internet para que la hiciera hacer la lista que ahora estaba en frente de cada una.

"¿Estás segura de que aún quieres seguir con esto?" Siyeon preguntó, queriendo ser igual de considerada. Aunque actuara competitivamente, si Minji quería cancelar esto, Siyeon lo haría sin preguntar. Era su mejor amiga, después de todo, incluso si Siyeon sentía algo diferente hacia Minji de lo que debería sentir, ella nunca la haría hacer algo que no quisiera.

"¡Sí! No puedo dejarte ganar, y realmente quiero café gratis." Había un fuego en los ojos de Minji mientras respondía, y Siyeon no pudo evitar sonreír. Habían pasado tres días desde que habían hecho la apuesta, y Siyeon había pasado cada minuto que estaba despierta pensando en ello.

Se preguntaba si solo tendría que mensajear a Minji para decirle que estaba bromeando, pero algo la retenía de agarrar su celular. Era una mezcla de competitividad, curiosidad, y un deseo por mostrarle a Minji de lo que se había estado perdiendo todo este tiempo. La continua dedicación de Minji por completar la apuesta la hacía querer seguir con esto.

Siyeon realmente pensaba que Minji la cancelaría al instante, pero extrañamente había estado más entusiasta que la misma Siyeon.

Tal vez Minji no era tan heterosexual como pensaba, y Siyeon sintió un rayo de esperanza creciendo en su corazón que hizo todo lo posible por enterrar de nuevo. Era algo que había tratado de ignorar desde que se hicieron amigas y el prudente comportamiento de Minji le había dejado claro que no estaba lista para tener una relación con nadie, y menos con una mujer.

Siyeon aceptó eso años atrás, e incluso aunque Minji finalmente se sintió lista para tener intimidad con otros, nunca quiso complicarle la vida con sus propios sentimientos inciertos. Por suerte, Siyeon tuvo otras chicas que llamaron su atención, por lo que no se fijó mucho en eso. Pero ahora, ambas estaban solteras por primera vez en años y estaban haciendo esta apuesta, el rayo de esperanza estaba siendo difícil de detener.
Para distraerse la rubia finalmente se puso a leer la hoja que le había pasado Minji.

Con cada palabra, sus ojos se agrandaban. Oral, uniforme, ojos vendados, adoración al cuerpo... Todas estas eran palabras que pensaba que Minji ni siquiera entendía, pero la otra chica estaba muy ocupada terminando su hoja, mientras mordía la punta de su lapicero y marcaba alguna opción como si se tratase de un examen escolar. Esta fue definitivamente una de las tablas de preferencias más dóciles que Minji pudo encontrar en línea –gracias a Dios– pero era probablemente mucho más que el aburrido e insatisfactorio sexo que tuvo con sus novios.

Minji nunca hacia nada a medias, así que Siyeon debió de esperarse algo como esto. Realmente era su perfecto complemento hecho en el infierno, como Bora bromeaba. Si sus amigas supieran lo que estaban haciendo solo por una apuesta, nunca dejarían de molestarlas con esto.

Siyeon le quería preguntar sobre la lista, pero la chica estaba muy ocupada y no quería interrumpirla. Así que decidió contestarla mientras tanto. No le hacia daño a nadie, ¿no?

La primera cosa que hizo fue tachar lo que odiaba. Todo lo que sonara vergonzoso estaba descartado, y todo lo que sonara muy heterosexual también. Todas esas cosas realmente le hacían pensar que las personas heterosexuales tenían muy mal gusto. Los hombres no apreciaban la belleza de las mujeres para nada.

Orgasm [𝐒𝐈𝐍𝐆𝐉𝐈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora