Ustedes pueden

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El sonar de respiraciones agitadas y los tacones al marchar resonaban por los pasillos del edificio B en Ever After High. Iluminadas únicamente con la luz de la luna que se asomaba por las grandes ventanas del pasillo. A la par, pasos más débiles caminando, se acercaban peligrosamente a ellas.

—¡Tengo un plan!—gritó Caterina, en medio de la oscuridad encontró una salida para perder de vista a sus compañeros convertidos en marionetas.

Las demás la siguieron, puesto que la hija de la Catrina estaba liderando al grupo.

—Los perderemos de vista en la castillería—afirmó cambiando de dirección y acelerando aún más su paso.

—No puedo creer que esto sea obra de mi madre otra vez—se lamentó Raven Queen, la hija de la Reina Malvada, quien al parecer había sido la culpable de este hechizo de marionetas.—como me duele ver a mis amigos así.

—Raven acelera el paso nos están alcanzando.—su mejor amiga por siempre tomó su mano con fuerza para correr juntas.

Caterina abrió las puertas de la castillería, dejó que sus amigas pasaran, cerró y con todas sus fuerzas empujó una mesa para bloquear la entrada.

—Eso los detendrá por un momento...pero aún estamos lejos de la salida.—intentado recuperar el aliento se sentó sobre la mesa.

—Sigamos avanzando entonces.—animó Apple. Una extraña mancha negra se movió tras ella, en cuanto se dió la vuelta vio a Daring acercarse convertido en marioneta.—Da-ring...— Sus manos comenzaron a temblar, retrocedió un paso al verlo directamente a los ojos, él avanzaba sin emoción alguna.

—¡Daring!—el inerte príncipe intentó tomarla del brazo.—Daring por favor reacciona, soy Apple!

—Rápido todas pónganse detrás de mí, ¡Apple muévete!—la hija de la Catrina tomó el palo de una bandera y lo apoyó en su hombro izquierdo. Lo golpearía cual piñata de madera.

—Cate- Nooo!—antes de que Raven pudiera terminar su frase y Daring alcanzara a Apple, Caterina ya había tomado impulso, con todas sus fuerzas golpeó haciéndolo caer aturdido al suelo.

El sonido de la barra metálica de la bandera chocando con madera sólida resonó en toda la castillería.

Apple no sabía que hacer sus ojos se tornaron blancos de la impresión, Madie también sorprendida vio con admiración a Caterina.

—De todas forma no me cae bien.—agregó a modo de romper el silencio incómodo que el sonido del golpe había dejado.

—¿Por qué hiciste eso?—Le preguntó Raven asustada.

—¿Es en serio? ¿Por qué? ¿Por qué tu no has sido capaz de ayudar con magia? es la segunda vez que una de nosotras casi fue alcanzada.—molesta soltó el palo y se dirigió a las escaleras.

Madie tomó la mano de Apple para seguir la dirección de Caterina.

—Yo...yo quiero ayudar, de verdad. Es sólo que no sé hacerlo. Mi magia no sirve para ayudar... ni siquiera tengo idea de como voy a poder salvarlos.

Caterina retocedió hasta quedar frente a frente con Raven.

—¿Quieres ayudar? Comienza a dejar de lamentarte de ti misma y busca una salida a lo que estés haciendo. Las soluciones jamás van a llegar si no haces nada.—miró fijamente sus morados ojos, ella le apartó la vista dándose cuenta de lo que ahora de verdad debía hacer.

—Debo ir a detener a mi madre.—determinante levantó su cabeza y apretó su puño. Ya había pasado por esta situación, lo cual le preocupaba que la historia se estuviera repitiendo.

—Estamos contigo Raven, la Reina Malvada ha puesto muchas vidas en juego, tenemos que encontrarla para arreglar lo que ha hecho y encerrarla.—agregó Apple con determinación.

—¿Dónde una reina va, cuando ha de necesitar escapar?—preguntó Madeline acomodando el sombrero sobre su cabeza, estirando la pluma para concentrarse.

—¡Mi castillo! Mi madre, Cedar y Donato deben estar ahí.— las palabras salieron de la boca de Raven a medida que intentaba recordar un hechizo de teletransportacion, no había tiempo que perder Cedar podía estar en grave peligro.

—Salgamos de aquí.

Cedar miraba a su alrededor el oscuro y malvado castillo pensando en que si no hubiera insistido en ayudar y hubiese echo caso a sus amigas, no estaría encerrada.

Desde la cerradura de la celda apareció un brillo azulado, la puerta se abrió unos segundos sin dejar que Cedar escapara. Miró en todas direcciones, a lo lejos un destello azul aún más potente se acercaba.

—¡Farrah!—gritó Cedar con alivio, al fin podía ver una cara amigable.

—Tengo que sacarte de aquí y tenemos que huir lo más rápido posible.—se acercó a los barrotes que encerraban a su amiga inspeccionando algún punto débil para abrirla.

—Farrah, Donato se volvió loco y se alió con la Reina Malvada.

—Y eso no es todo Cedar. Todos en ever after se han convertido en marionetas que persiguen a quienes no lo sean.

—¡Vaya! Y yo que pensé que éramos amigos.—sujetando su barbilla Donato sorprendió a Farrah cuando intentaba ayudar a Cedar.

—¡Tú! Te aliste con la Reina Malvada ¡Eres un traidor!—el hada de cabello azul apretó sus dientes y sujetó su varita con fuerza.

—Al fin obtendré lo que quiero Farrah, tú no lo entenderías porque ¡Jamás tendrás un papel protagonico en este cuento!—caminó hacia ella quedando cara a cara, los ojos de Donato habían cambiado de color.

—Sé que has sufrido, pero no dejaré que cobres más víctimas.—frunció el ceño, a la vez que Cedar se comenzaba a sentirse débil, cayendo al suelo de la celda. Ninguno de los dos se dió cuenta de ello.

Ambos se acercaron al espacio más grande del salón y lentamente caminaron hasta completar un círculo en el suelo.
Donato no bajaba su mano, ni Farrah su barita. Estaba por comenzar un duelo.

—Quiero verte intentarlo, la hija del hada madrina, tus esfuerzos serán en vano.

—¡Hablas demasiado y olvidas que tengo suficiente magia para callarte!—amenazó apuntando con su barita.

—¡Espero que te gusten mis nuevos trucos!—Donato le lanzó una bola de fuego que apenas logró esquivar, Farrah no se esperaba que la magia elemental de él estuviera tan desarrollada.

—Donato, no quiero pelear contigo.—trató de razonar.

—¿Qué pasa Farrah? ¿No decías que ibas a callarme?—volvió a lanzar otra bola de fuego.

—Como permitiste que la Reina Malvada te manipulara de esta forma.—formó una esfera que la cubrió del impacto.

—Deja de hablar como si tuvieras la razón, esta es la única forma de conseguir lo que quiero. Y una vez que la saque de la prisión del espejo iniciará una nueva era.

—Una nueva era? Te estás escuchando?

—Será la Nueva Era donde no importa de quien fuiste hijo, que no importe a que estes destinado. Un nuevo inicio de libertad. Sin ataduras de cuentos.

—Donato, Raven ya nos libreró del libro de cuentos legendarios. Esta nueva idea no tiene sentido.

—No es suficiente con eso, eliminar de una vez por todas los cuentos es la verdadera solución. Si no estas de acuerdo, será mejor que te retires o asume las consecuencias.

—Donato, ya no estas pensando por ti mismo, es el engaño de esa bruja.—Donato incendió su mano preparando su siguiente ataque.—Ya no eres quién conocí, haré lo que deba hacer para detenerte.

—Este será el fin de Farrah Goodfairy por meterse en mi camino.

El Hechizo de Marionetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora