Conocí a Satanás

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Mi nombre es Val, estoy en la secundaria, me gusta practicar distintos deportes, entre ellos volleyball de playa y bádminton, mi vida es normal se podría decir o bueno... Lo era... Mi vida cambió no se si para bien o para mal un Lunes 28 de marzo, a esta fecha me gusta conocerla como "La fecha en la que conocí a Satanás".

Hoy es el cumpleaños de una de mis amigas, así que fuí a visitarla y a felicitarla, cuando llegué resulta que no era la única que había ido para desearle un feliz cumpleaños, muchas personas estaban ahí, chicas y chicos, pero, un chico me llamó la atención en particular, su estatura promedio, cabello revuelto de un tono castaño, ojos marrón oscuro, su presencia imponía respeto en ocasiones, su mirada era penetrante, de esas miradas que sientes que te ven hasta el alma, sin embargo su voz era sumamente tranquila y se podría decir que parecía la de un ejecutivo, en fin, me flechó, ese completo "desconocido". Me hizo sentir algo que nunca en mi vida había sentido, el amor a primera vista existe lo confirmo, lo extraño es que siento que a este chico ya lo conozco, no se de donde, de cuando ni como, pero se que lo conozco, las casualidades no existen, no creo en las casualidades, en el destino, ni en cosas como lo sobrenatural y eso, soy más de apegarme a hechos científicos, pero en este preciso instante siento que esto si es una coincidencia del destino.

Pasa algo Val? -preguntó Liz con algo de intriga-

-N-no -susurre nervioso sin poder despegar la mirada de aquel chico-

Alguien está flechada cierto? -apareció Karina mientras reía leve-

-Qué? No! Nunca! -dije sonrojada-

Su nombre es Chris, es dos años mayor que tú Val, tiene mala fama, no te metas ahí -dijo Liz seriamente-

-Chris.... -susurre al saber que ese era su hermoso nombre-

Exacto, Chris en pocas palabras Satanás -apareció Hanna riendo-

Satanás? Así no le vamos a decir! Me da miedo que luego se aparezca el verdadero -susurró Liz-

Pato con falta de peso entonces? -dijo Hanna aún riendo-

Se queda como Satanás -exclamó Karina avergonzada por la actitud de Hanna-

-Mejor en lugar de buscarle apodo, busca pareja Hanna -miré seriamente a Hanna-

Mi vida, pareja tengo, hasta cuernos le pongo, así que me vas a tener que soportar diciéndole Satanás -sonrió de lado orgullosa-

-A que pobre alma le estas poniendo los cuernos ahora? Algún día se te va a devolver el karma ya verás -dije viendo a Hanna mientras tomo un vaso con cola-

Las relaciones son todas iguales, por más que intentes y des tu mejor versión se terminan jodiendo, ya sea por la otra persona o por ti, mejor la soltería o el amor sin compromiso, en mi caso amor no existe, simplemente diversión hasta que encuentre a alguien que en verdad me entienda y me quiera bonito -levantó los hombros dando a entender que no sabe cuando pasará eso-

Lo que en un principio era una simple felicitación por el cumpleaños de mi amiga acabo siendo una caótica fiesta, eran casi las doce de la noche, media noche, parejas besándose, bailando, ebrios y muchos otros tipos de personas se lograban observar, no había nadie sobrio aparte de mi, eso creía, hasta que escuché una voz ronca detrás de mi.

No soy el único sobrio entonces -dijo con cierto toque de ironía-

-No, no lo eres y no vengas a molestar -dije sin siquiera saber quién estaba detrás mío-

Chris, me llamo Chris y tu preciosa? -soltó con un toque de sensualidad-

-... -me quedé perpleja, no sabía que decir, el chico del que me enamoré, era el, a quien había tratado de mandar a la mierda hace unos pocos segundos ahora esperaba mi respuesta, definitivamente la vida en estos momentos y el destino están conspirando en mi contra- Val, mi nombre es Val.

Un nombre precioso, más que tu no, pero igual sigue siendo precioso -dijo y se sentó al frente de ella-

-Gracias -susurre, mis mejillas arden, se que están demasiado rojas, maldición, es jodidamente guapo, es más guapo de cerca que de lejos-

Porque estas nerviosa linda? -dijo al notar el color carmesí intenso en mis mejillas y soltó una leve carcajada-

-Quien dice que lo estoy? Una persona como tu no me produce ni los más mínimos nervios, debería de tenerlos? Acaso debería de tener miedo? Exacto, no, no produces nada en mi -solté de la nada, intentando cortar la conversación-

El se quedó en silencio observándome, era extraño, me observaba cómo si nunca hubiese visto a una chica, su profunda mirada se sentía en estos momentos como dagas, producía una incomodidad demasiado inmensa, claro, le había contestado de una forma descortés y el había sido amable creo, hice mal en responderle así supongo, pero las cosas se dicen como son, la realidad debe ser sin filtros, así todo es más simple desde mi punto de vista, pero por muchas razones puedo admitir que es un idiota, lo conozco prácticamente desde hace seis o siete horas, pero lo digo con toda firmeza, confianza y respeto el es

El idiota del que me enamoré
o quizás yo soy
la idiota que se enamoró de él?

El idiota del que me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora