Goku viaja a otra dimensión con la ayuda de su maestro, El señor Whis, todo con el objetivo de comenzar de nuevo.
Nuevos amigos y enemigos llegaran a la vida de nuestro Saiyajin ¿podrá hacerle frente a todo lo que se avecina? Entra y descubrelo.
—Oh, por Zeno-Sama. ¿Puedo alejarme de los problemas por al menos 5 minutos? Agh. No sé si tenga alguna clase de imán para atraer esta clase de situaciones y personas, pero tal parece que si lo tengo. Bueno, al menos no es un cuervo tratando de asesinarme, eso es mejor que nada.
Goku dio un gran suspiro ante el extraño momento que se llevaba a cabo frente a él, aquella misteriosa chica que encontró con anterioridad, ahora se encontraba sanando la herida de un niño con lo que parecía ser un aura de color verde que salía de la palma de sus manos.
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—Un poder curativo, una habilidad algo peculiar. Aunque su aura es mucho más débil, puede que ese poder sea capaz de igualar la curación de Dendé, pero claro, solo si se lleva a cabo un duro entrenamiento. Las habilidades de los humanos en este mundo son bastante sorprendentes, el Dios de este mundo hizo cosas bastante interesantes con aquellos artefactos conocidos como Sacred Gears— Pensó Goku.
—Bien, la herida se ha ido. Ya estarás bien— Dijo la Chica, terminando de sanar la herida del Niño, quien se mostró bastante agradecido por ello.
—Muchas gracias. ¿P-podría saber su nombre, señorita?
—Asia Argento. Fue un gusto el poder ayudarte. Solo se cuidadoso a partir de ahora— Diría la ya reconocida como Asia, recibiendo Niño un asentimiento por parte del Niño, quien se levantó del suelo y regreso al parque.
—Lamento las molestias. Podemos seguir— Indico la Pelirrubia, acercándose a Goku y comenzando a caminar a su lado.
—Seguro que te sorprendiste por lo de hace un momento.
—Algo así. Cuentas con un poder bastante útil— Diría Goku, mostrando una agradable sonrisa.
—Es un increíble poder que Dios me otorgo. Si... Es bastante útil— Contesto Asia, cambiando su tono de voz alegre por uno más amargo al final, hecho que extraño al Saiyan.
—¿Le sucede algo? Su energía pareció desestabilizarse por unos segundos. Puede que ese poder no sea algo tan bueno y la haya hecho recordar un mal momento sin querer. ¿Debería disculparme? — Se preguntó Goku internamente.
—Ah. Ese es el lugar, ¿verdad? — Pregunto Asia, señalando en dirección a un edificio con forma de Iglesia.
—Así es. Creo que es la única Iglesia en toda la ciudad— Respondió el Saiyan.
—Genial. Realmente me has sido de mucha ayuda— Dijo Asia.
—Uh. ¿Qué significa esto? Ese lugar emana una energía repugnante, al contrario de ser una energía pura, es todo lo contrario. Es como si algún ente maligno hubiese esparcido su poder por toda la zona. No, me equivoco. Su energía se mantiene oculta dentro de lo que parece ser una cúpula, sin embargo, mi habilidad para detectar las múltiples energías del planeta es la que me da la capacidad de sentir esa aura maligna. Debo decir que no es la peor aura ni el mayor poder que he sentido, pero, a pesar de ello, sigue siendo una energía repugnante. Tendré que investigar en otro momento— Pensaría Goku con seriedad.
