Capítulo 6

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"...Estira el brazo izquierdo hacia el costado. Respira suavemente. Uno... Dos... Tres... ¡Relaja!" Una voz suave saliendo del computador nos indicaba. "Bien, eso es todo por hoy. ¡Nos vemos la próxima!"

Abrí mis ojos sintiendo todo mi cuerpo relajado.

Olivia y yo habíamos decidido unirnos a la sesión de yoga de nuestras madres hoy, y había pagado sus frutos. Todo mi cuerpo se sentía liberado de tensiones y mi mente estaba en blanco.

"Fue excelente." Mamá suspiró también abriendo sus ojos. Olivia aún estaba estirada y mami punchaba su celular en una esquina, lo que me hacía creer que las sospechas de Olivia eran ciertas.

Observé los rayos de sol que reflejaban en nosotras y que brillaban cuando chocaban con el agua cristalina de la piscina.

El timbre especial para mi calendario sonó en mi celular. Suspiré extendiendo mi brazo para agarrarlo.

Había una cita pautada para la tarde en el estudio y mi corazón vibró con el prospecto de que quizá aparecería un pequeño proyecto del que ellos quisiesen que me hiciera cargo en estas vacaciones.

Diseñar era lo que había guiado mi vida, y era lo que me había llevado a los lugares más increíbles del mundo, así que sacrificar unas vacaciones para mí no sería un problema si se trataba de un proyecto que me ayudaría a reactivar mi inspiración. Durar un año completo trabajando en un acuario podía encasillar y atrofiar un poco la creatividad.

"¿Te tronchamos los planes post yoga, mami?" Olivia se puso de pie sonriendo y mami levantó la mirada a ella, levantando una ceja unos segundos después.

"Después que nuestras rémoras se mudaron de casa no me molestan las interrupciones." Le respondió y sonreí. Olivia puso cara de falsa ofensa.

"¿Me estás llamando parásito? Yo no te pedí que me trajeras al mundo." No pudo esconder la sonrisa que se asomaba.

"Créeme que nosotras tampoco le pedimos al mundo por ti." Mamá respondió y reí fuerte.

"Fuiste una sorpresa para todos, Olivia, hasta para mí que tenía cinco." Nos sentamos en los sillones de exterior que había en el porche y suspiré con alivio por recibir sombra. "Tenía esperanzas de ser hija única." Olivia sonrió.

"Ya me imagino, las tenías metidas en un bolsillo." Negué.

"No me duró mucho eso, creo que ni novias eran cuando mandaste tus primeros saludos." Mamá sonrió acorrucándose al cuerpo de mami. "Pero los berrinches me funcionaban mejor cuando no estabas."

"Los berrinches te funcionaron siempre, Emma." Observé a mamá y sonreí.

"Bueno, siempre es mejor tener a un malo conocido que a un bueno por conocer. Porque yo siempre fui la de los berrinches y la actitud, pero la señorita aquí." Señalé a Olivia con mi dedo. "Todos creían que iba a ser tranquilita, pero había que sacarla de los bares sin tener siquiera veintiuno." Olivia tiró un cojín que me golpeó en la cabeza y se lo devolví fallando.

"Te encanta sacarle a otros los trapitos al sol." Subió su tono de voz. "Ah, pero cuando te escapabas para cogerte a Amelia, llegabas a casa y solo te chocaban los cinco." Dirigió sus ojos a mami que solo sonrió. "Así es fácil que todo lo malo lo hiciera Olivia." Terminó acomodándose nuevamente como si hubiese ganado la batalla.

"Nada de eso, a ambas se les regañaba de la misma forma." Olivia levantó una ceja ante las palabras de mamá.

"No me celebraste cuando te enteraste de que estaba teniendo sexo como se lo celebraste a Emma." Sonreí porque era cierto, mamá había tenido una crisis existencial.

Siempre Tú: Emma + AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora