Capítulo 10

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Ya hacían algunos días que había regresado a Miami. Estaba trabajando en el diseño del museo-taller de Amelia en mi oficina del estudio. Tenía mis computadores encendidos y en mi mesa de dibujo estaba repleta de papeles, lápices, y reglas. Había estado tan concentrada que los últimos días me habían pasado como un tornado.

El diseño me estaba quedando espectacular. Iba a llenar cada espacio del taller con recuerdos inolvidables para cualquier persona que pisase allí, pero lo que más me emocionaba era ver la reacción de Amelia cuando viese lo que había hecho. Mi imaginación estaba en su pico, suponía que la inspiración de construir algo para el amor de mi vida había traído sus frutos.

Hablando de la reina de Milán, mi celular vibró captando mi atención y de reojo con mi mano sosteniendo una regla cautelosamente pude leer el mensaje.

Amelia. 04:30 pm:

"¿A qué hora sales?"

Sonreí. Amelia había llegado justo en la madrugada de anoche y era muy probable que hoy lograse verla. Mi corazón vibró de anticipación.

La puerta de mi oficina abrió y dirigí mi mirada allí sosteniendo la regla firmemente con mis dedos.

"Aún estás aquí." Lizzie entró deteniéndose a mi lado. "Wow, Em, está precioso." Mordí mi labio inferior sonriendo.

Terminé de dibujar la jodida línea para ya soltar la regla que me estaba acalambrando los dedos.

"Gracias." Ambas nos detuvimos a observar el dibujo.

"La verdad es que tienes un arte magnífico para dibujar." Acercó su mirada un poco más y observó con detenimiento. "Yo tengo dos semanas dibujando a Buzz Lightyear." Reí suavemente.

"Prefiero dibujar a Buzz que a los Minions." Asintió de inmediato.

"Eso ni dudarlo." Estiré mi cuerpo y sentí algunos de mis huesos crujir. "¿Quieres tomarte unos tragos?" Suspiré negando.

"Tengo una cena con mis madres." Ella asintió y me dio un abrazo de lado.

"Suerte con eso, amiga." Se dirigió a la puerta. "Disfruta." Sonreí sacándole la lengua y ella desapareció de la misma forma en la que había llegado.

Recogí todo en la oficina y guardé mis planos para llevarlos a casa, trabajaría desde allí un par de días, cambiar de escenario ayudaba a renovar mis ideas.

Llegué a casa de mis madres una hora después, el tráfico había estado terrible.

Vi aparcado el auto de Dinah y el de Olivia. Mi corazón comenzó a palpitar muy fuerte y una sonrisa automática se instaló en mis labios.

Caminé a la puerta y Rocío la abrió de inmediato, iba de salida.

"Rocío." Le sonreí dándole un rápido abrazo. "Suerte en tus clases." Se sonrojó por completo y la vi intentando articular palabras, pero se quedaban trabadas en su garganta.

"Gracias, Emma." Asentí y esperé que saliera para cerrar la puerta detrás de ella.

Volví mi cuerpo a la sala y todos estaban allí observando mi llegada. Me paralicé porque parecía como si estuviese entrando a un juzgado, todos observando al culpable. Carraspeé y me fijé en los invitados.

Olivia, Grace, Dinah y Amelia, todas esparcidas por toda la sala, mis madres del otro lado del sofá. Sonreí.

El bullicio inició de inmediato y abracé a Grace por unos segundos.

A diferencia de Amelia, Grace era más alta, tenía un cuerpo mucho más curvado, su cabello era ligeramente más lacio, su piel un poco más bronceada, tenía hoyuelos, unos ojos marrones casi negros y una risa explosiva, acompañado de un sentido del humor bastante negro.

Siempre Tú: Emma + AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora