-"Capitulo XXI'-

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"Lazos rotos"

|Narrador Omnicente|

Se podía ver a todos los adolecentes corriendo nuevamente, esparciéndose por todo el campo buscando así un escondiste perfecto, para que no tuvieran oportunidad de encontrarlos.

Segunda Actividad: Escondidas.

Eran varias las personas que iban a buscar, había que ser como un zorro, rápido y astuto para encontrar un buen escondite en poco tiempo, quince minutos para ser exactos y algunos no habían sido rápido y tuvieron que recurrir a lugares algo a la vista.

El alta voz del campamento sonó contando los minutos que faltaban.

* 6...5...4...3...2...1...¡0! *

El tiempo había acabado, y solo se podía esperar que todos ya hubieran encontrado su escondite y si no, que fueran lo suficientemente rápidos como para correr de los buscadores.

Uno de los que no había alcanzado a encontrar uno era Missa, el pelinegro corria desesperado buscando algún lugar, cuando su vista se fijo en gimnasio; se dirijo aún corriendo hacia allí y tan pronto estuvo adentro fue directamente hacia los vestidores.

Entro en uno de los tantos casilleros, en los cuales por cierto apenas y entraba, y trato de calmar su respiración y los feroces latidos de su corazón.

–Mierda...–Susurro mirando atravez de las líneas que dejaban entrar el aire y algunos rayos de luz.

Los primeros minutos pasaron sin ninguna complicacion, hasta que el ruido de la puerta abriéndose interrumpió el silencio, Missa trago duro, rezando internamente porque no lo encontrará.

Los pasos sonaron cerca de su casillero pero los latidos se hicieron mucho más fuertes cuando el casillero de alado, fue abierto, se tapo con la mano la boca y nariz conteniendo su respiración agitada. Cerro los ojos esperando que lo encontrarán, pero toda esa tensión fue aliviada cuando se escucho el sonido de la puerta cerrarse, sintió que el alma le volvía al cuerpo.

(...)

–Te digo Zorman, hubiera sido más fácil hacer un echizo de invisibilidad–Susurro muy bajo el castaño.

Zorman y Juan, a pesar de ser de distintas escuelas se habían llevado bien y dio la casualidad de que habían concidido en el escondite; a pesar de que debían ser silenciosos Juan no dejaba de hablar.

–En primer lugar cállate o nos van a encontrar–Pidió algo irritado– En segundo lugar, esas cosas no existen, nada que no esté refutado por la ciencia no existe.

Porque si, Zorman era un chico que no creía en nada que la ciencia no confirmara.

–Algún día vas a quedar con cara de tonto, te lo aseguro–Afirmó ofendido.

"¡Hey, Chico Fresa!" |Luckity Au|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora