Me alejé para ver el cuadro terminado. No era una de mis mejores obras, pero Mérida había sido una excelente modelo y las imperfecciones de un retrato hecho a las apuradas se camuflaban gracias a su belleza. Sin embargo, ni si quiera el mejor artista del mundo podría reflejar la hermosura de esa mujer en un retrato.
Ella quería verlo, pero pensando en lo último temí ofenderla con mi pintura. Había hecho todo lo que estaba al alcance de mi talento, pero ni aunque tuviera un año para pintar a Mérida sería suficiente para demostrar lo bella que es en la realidad.
-Anda, Hiccup. Quiero verlo.- Exigió en tono firme, mientras me esquivaba para avanzar hacia el retrato. La detuve plantándome frente a ella.
-Aún no está terminado.- Mentí, sonriendo avergonzadamente. Ella entrecerró los ojos y dobló ligeramente la cabeza.
-Dijiste que ya habías finalizado.- Me acusó, obviamente sin creerme. Me esquivó y, en cuanto quise detenerla tomándola del brazo, ella realizó un rápido movimiento para liberarse y se enfrentó a su retrato. Al ver la pintura, su rostro se frunció y su boca se abrió ligeramente. Sabía que no había hecho un buen trabajo y cuando quise decir algo en mi defensa, Mérida me interrumpió.- Hiccup.- Me llamó, medio susurrando. Apreté los labios, preocupado. - Es hermoso.- En cuanto dijo aquello, levanté la mirada para enfrentarme a sus ojos. Estaban repletos de alegría. La miré tan sorprendido que ella debió aclararse.- Seré honesta, cuando vi la pintura ayer creí que sería un desastre. Pero me has cerrado el culo de tal forma... Es increíble. Hasta me haces ver bonita.- Dijo, ahogando una risa.
-Mérida, eres hermosa.- Confesé. Ella soltó una carcajada.
-Claro, como digas.- Comentó con ironía, rodando los ojos para luego volver a enfocarlos en la pintura. Su comentario me dejó algo pensativo. ¿Acaso no notaba su evidente belleza? Me posicioné detrás suyo para observar a la vez que ella el retrato. Luego volví mi vista hacia su rostro. No, sin dudas la pintura no se acercaba en nada a la realidad. De repente, su mirada se torna triste y melancólica.
-¿Quieres tomar algo?- Le pregunté, intentando desviar su atención hacia mí. No quería verla decaída. Me preocupaba hasta cierto punto. Ella asintió levemente y se volvió a mí con una sonrisa. Sin darme cuenta, ambos estábamos experimentando una cercanía muy grande. Me perdí en su mirada y, luego, en sus labios. Me fascinaba cada simple parte de su cuerpo, quería retratarla una y otra vez sin parar. Dedicarle todo mi tiempo a pintar su belleza.- T-traeré algo de Whisky.- Tartamudeé, nervioso cual niño pequeño. Ella sonrió.
-El mío con hielo.- Pidió y se posicionó en la cama, aún envuelta en las toallas que le había proporcionado para que no se muriese de frío con aquel vestido mojado.
-Si quieres puedes tomar algo de ropa del closet.- Le ofrecí, mientras ponía hielo en uno de los vasos y luego vertía el líquido dorado en ambos de ellos.
-Estaré bien, Hiccup.- Me tranquilizó. Caminé hasta enfrentarme a ella y tender el vaso de Whisky con hielo en su dirección. Ella lo aceptó con una media sonrisa. Nuestros dedos se rozaron por un simple instante, que fue suficiente para dejarme la piel de gallina, que no se notó gracias a que estaba cubierto de abrigos. A penas era el cuarto día juntos y, ahora que había terminado el retrato, ambos tendríamos mucho tiempo libre. Los días anteriores nos habíamos dedicado a simplemente trabajar en la pintura. ¿Qué haríamos hasta el final de la semana? Un escalofrío recorrió mi cuerpo en cuanto la idea se cruzó vagamente por mi mente.- ¿En qué piensas?- Me preguntó divertida, dándole un sorbo a su Whisky. Mierda, me había pillado.
-En nada.- Confesé, camuflando la pena con Whisky.
-No parece que pienses en nada.- Rió ella. Tanteé el vaso con nerviosismo.
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[Mericcup] She Wolf
Romance‘She Wolf’, así fue cómo denominé el retrato. El nombre tenía dobles sentidos, puesto que ella me inspiraba tanto la naturaleza salvaje y voraz de una loba, como el significado callejero de la palabra. ‘Loba’, una de las miles de formas de llamar a...