𝐷𝑒́𝑏𝑖𝑙 𝑂𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑜́𝑛 -𝑇𝑎𝑡𝑒 𝐿𝑎𝑛𝑔𝑑𝑜𝑛

3. Bleach

Mis padres habían salido a comprar algunas cosas. Comencé a acomodar mis discos en una repisa de la habitación.

—Asi que nirvana—Escuche una voz proveniente del marco de mi puerta.

Era el rubio de mirada misteriosa. Su seción con Ben había terminado hace como 10 minutos. Antes de que se fueran.

—¿Que haces aquí?—Pregunte confundida.

—Estaba buscando el baño—Respondió sin importancia, y como si fuera su casa entro a la habitación y cerro la puerta. Lo mire confundida.

—¿Acaso eres un acosador que entra a las habitaciones de la chicas a violarlas?— Cuestioné sin apartar mi mirada de el. Y era enserio, cómo se le ocurría entrar así porque si.

—Tal vez... Pero si lo fuera jamás lo revelaría— contestó recorriendo la habitación.

—Bueno, no eres tan estúpido—Dije sarcástica—El baño no está por aquí, amigo.

—Lose... ¿Te gusta Kurt Cobain?—Evadió mi comentario y se acercó a dónde estaban mis discos.

Si era un asesino daba igual si gritaba, o trataba de correr, el era más alto que yo y no había nadie en la casa a demás de Moira, dudaba que me escucharía desde la cocina.

—Si, es mi cantante favorito.

—Album favorito de nirvana.

—in útero.

—El mío es Bleach. En realidad todos me gustan pero ese tiene algo especial.

—¿Especial?—bueno  el acosador rubio tenía buenos gustos.

—Si, nosé, simplemente es especial—Sonrió y se acomodo el pelo—¿Lo tienes en disco?—Pregunto con curiosidad.

—si, tengo todos—Respondí, el  empezó a buscarlo hasta que lo encontró.

—¿Podemos ponerlo?—Pregunto con una sonrisa.

Si Ben viera que estoy en mi habitación con un paciente suyo (que podría ser un violador)me mata, pero me había un favor.

—¿Claro?—Respondi aún desconfiada.

El con toda la confianza del mundo tomo el disco y lo colocó en el tocadiscos. Empezó a sonar scoff y el se sentó en el suelo, dio unas palmadas en el cómo seña para que lo imite.

—¿Crees que me sentaré con un desconocido que entró en mi habitación?—Cuestione sarcástica.

—No soy un violador, tranquila, no haré nada sin tener tu consentimiento por escrito—Respondió moviendo la cabeza el ritmo de la canción.

—¿Qué?

—Es broma, no quiero hacer nada. Solo ven y disfruta la canción.—Sonrio y cerro los ojos disfrutando la situación.

Da igual, es nirvana, mejor muero con nirvana de fondo que en otra situación. Me senté frente al rubio, que aún mantenía sus ojo cerrados, sonrió al sentir mi presencia más cerca.

Así estuvimos un buen rato, escuchando música, solo cruzamos un par de palabras, toda la tarde fue más que nada silencio con nirvana de fondo. Raramente no fue nada incómodo. Y raramente no intento matarme, todavía.

Llegando la noche escuche la puerta principal abriese, eran mis papás.

—Mierda, llegaron —dije levantandome del suelo, el acosador, que aún no me había dicho su nombre  también se levantó.

—Me tengo que ir —Dijo acomodando su suéter—Me la pase muy bien, gracias... No me has dicho tu nombre .

—No te lo diré, acosador—Sole una risa—Tampoco tu me has dicho el tuyo.

—Tate, tate Langdon—Sonrio —y no soy un acosador, solo soy, curioso—rió

—Claro, aún así no te diré el mío, tengo que comprobar que no me quieras matar.

—Entonces te comprobaré que no quiero hacerlo, me tengo que ir, mañana tengo una cita con tu padre, ¿puedo volver a subir cuando acabe? —Pregunto un poco nervioso.

—Lo pensaré, acosador—lo mire—¿Cómo saldrás sin que te vea?

—Tranquila, no te preocupes por eso, yo me encargo—Dijo abriendo la puerta—Adios, chica sin nombre.

TATE HAZME 20 HIJOS