4. Gemelos

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Al día siguiente, el acosador Tate, tuvo otra cita con Ben, pero la oportunidad de querer subir se vio arruinada dado a qué mi madre y yo salimos al supermercado.

—¿Qué te pareció la casa?—Pregunto vivían mientras tomaba una lechuga.

—Es linda.

—Me refiero a que si te sientes cómoda.

—Pues, no hay ningún lugar en donde me sienta realmente bien, pero no está mal—Respondi quitando el barniz de mis uñas.

—La semana próxima entras a la escuela—Dijo mi madre—Eso te ayudará a hacer amigos.

—Claro, amigos.

Nunca he sido de muchos amigos, no porque no quisiera, siempre intenté tenerlos, pero nunca se daba la oportunidad.

Tenía un mejor amigo, pero falleció en un accidente automovilístico hace unos años, tomé terapia algunos meses, pero nunca me gustaron ese tipo de cosas.

(...)

Al llegar a casa cenamos como toda una familia feliz, pero fue una de las cenas más incómodas que había tenido en mi miserable vida.

Al terminar subí a mi habitación y me encerré en mi baño, me arrodille frente a la taza e hice una de las cosas que más odio en todo el mundo, pero que era algo que no podía parar de hacer y que mi cuerpo naturalmente ya lo hacía solo.

Al terminar trate de recostarme pero se me había olvidado mi celular en el comedor, así que baje y me encontré a mis padres en la cocina junto a una señora de pelo rubio y a una niña con Síndrome de Down.

—_____, ella es la señora Constans y ella es addi—Dijo mi madre un poco alterada.

—buenas tardes... ¿Todo bien? —Pregunte ignorando un poco a señora y la niña

—si, todo bien, solo que Abi me jugo una broma y entro a la casa—Respondio mi madre—No quiero que entres a mi casa ¿Comprendes?—Se dirigió hacia la niña

—¿Puedo acariciar a su perro?—Pregunto la niña ignorando a mi madre.

—Adelaide, responde, no quiero que vuelvas a entrar y decirme que voy a morir—Dijo mi madre enojada.

No pude evitar una risa por lo último

—¿Ella Dijo eso?—Pregunto Ben sorprendido.

—Eso le dice a todos—Respondio Constans divertida—Pide una disculpa Addy.

—No, fueron ellos — Respondió la niña a la defensiva

—¿Quienes ellos?—pregunte metiéndole a la plática

—Los gemelos— Respondió—¿Puedo acariciar a tu perro?

—No, Addy, escúchame—Vivien Se acerco a la niña y la tomo de la cara—No vuelvas a entrar a mi casa así, ¿Bien?—solto a la niña y sonrió

—Hora de irnos addy—dijo Constans parándose tomando a Addy de la mano. La niña salió de la casa y Constans se quedó en la puerta—Vuelves a tocar a mi hija y te parto el brazo—finalmente salió de la casa

—Que ovarios —Dije divertida y mis padres me miraron—¿Qué?

—Esa niña me saco un susto—Dijo mi madre.

—Fue divertido —Solte una risa—¿Son nuestras vecinas?

—Si, viven en la casa de a lado.

—Menciono unos gemelos, imagínese que sean gemelos fantasmas—Bromee y ellos en miraron mal—Ay ya, y yo soy la amargada.

Uno ya no puede bromear.









Me está gustando escribir estás cosas

𝐷𝑒́𝑏𝑖𝑙 𝑂𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑜́𝑛 -𝑇𝑎𝑡𝑒 𝐿𝑎𝑛𝑔𝑑𝑜𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora