Séptima Parte

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—Entonces... ¿En la realidad que soñaste estabas comenzando a crear una... una máquina del tiempo? —preguntó el Dr. Rivas con incredulidad.

—Aja —contestó Senku sin dejar de escribir algo enérgicamente en una libreta—. Aparentemente, por mis investigaciones y las de mis colegas, y aparte lo que tú has investigado, no sería tanto como una máquina del tiempo, sino una máquina que permita alcanzar distintas líneas alternas de tiempo, distintos universos. —Finalmente miró al científico español, que lo observó muy atento—. Sumaremos nuestros conocimientos y avanzaremos a toda velocidad para reabrir el portal al universo 165,5. El universo de Kohaku. —Apretó el bolígrafo con fuerza en su puño.

—Tú dices que la clave estaba en el campo cuántico de Higgs, lo cual se acerca a mis teorías, puesto que siempre he dicho que la clave está en la mecánica cuántica —murmuró el Dr. Rivas, ojeando una de las libretas que Senku había escrito con sus cálculos.

—Pues si tú teoría de las almas es cierta, entonces estamos en un campo totalmente desconocido para la ciencia. —Senku frunció el ceño, volviendo a escribir con rapidez en la libreta—. Eres el único experto en el tema. Yo ni siquiera terminó de creerme que exista el concepto de "alma".

—El alma es lo único que nos va a llevar a tu novia, muchacho. —Rivas se paró frente a él detrás de su escritorio, con su expresión muy seria visible incluso detrás de sus negros lentes circulares—. Tienes suerte de que haya pasado más de treinta años de mi vida estudiando todo lo posible al respecto. Con nuestros conocimientos juntos, puede ser posible abrir el portal, pero debe ser rápido. Ahora está a seis unidades astronómicas de distancia, y si se aleja más otro universo podría atravesarse, y entonces las cosas serían mucho más complicadas.

—¿Cuánto tiempo calculas que tenemos? —Ya le había advertido al respecto antes de viajar a Japón en sus muchas llamadas telefónicas, razón por la que Senku no planeaba tomar un solo descanso y ni siquiera mientras hablaban dejaba de lado sus cálculos.

—Me falta hacer el cálculo matemático y comprobarlo, pero puedo decirte una estimación basada en lo que ya he observado a lo largo de los años. —Bajó sus lentes, mirándolo directo al rostro con sus lúgubres ojos color café—. Si no lo logramos en menos de dos años y medio, es muy probable que tengas que esperar unos treinta años antes de obtener la tecnología necesaria para volver a ver a tu chica.

Senku dejó caer el bolígrafo sobre el escritorio por un momento, con su mano temblorosa.

Alejandro Rivas era el experto en el tema de las almas y los universos interconectados por estas, pero Senku le había dicho que probablemente con la "máquina del tiempo" podrían obtener resultados similares. Sin embargo, los dos eran unos donnadies en el mundo científico ahora mismo, no como en el mundo post-petrificación con el que soñó. Llegar al punto en el que una artesanía como la máquina del tiempo sería posible, y sin Whyman, costaría entre treinta y cincuenta años, él mismo lo dijo.

Sus propios cálculos señalaban lo inevitable. O lo hacían al modo del Dr. Rivas en estos dos años y medio, o Senku tendría que volcar toda su vida a la creación de una máquina del tiempo como en la de su sueño, o el tercer universo con el que se conectó, más bien.

Dos años y medio de espera. O treinta años de espera.

Era obvio lo que prefería.

—Tendremos que mandar nuestras vidas al diablo y concentrarnos en esto al diez billones por ciento. —Sonrió con sudor frío corriendo por todo su rostro—. Espero que estés listo, Dr. Rivas.

—Hay otro problema, muchacho. —Se sentó frente a él, cruzando los brazos—. Incluso con tu método mejorado para conseguir antimateria, costará mucho dinero obtenerla al igual que obtener los otros materiales. Sin mencionar que necesitamos construir un laboratorio enorme en tiempo record y muchos materiales que harán ver a la tecnología actual como juego de niños. Hay mucho que hacer desde cero en muy poco tiempo. Tengo ahorros, pero no es suficiente.

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