Día 6: Crossover

1.1K 138 2
                                    

[+16] Tokyo Revengers x Tokyo Ghoul

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[+16] Tokyo Revengers x Tokyo Ghoul.

Su ventana fue azotada por un golpe, despertó agitado e inquieto por el ruido, de inmediato se puso de pie y corrió la cortina, pillándose un cristal bañado en sangre y un sujeto herido.

Bufó molesto y abrió la ventana.

Ran cayó al suelo aún tomándose fuerte su costado derecho, la olorosa sangre brotaba a la par sus quejidos se hacían más ruidosos.

—¿Y ahora qué?—

—Nada, te traje un regalo.— Sonrió y detuvo su espectáculo, se recompuso y sacó desde abajo de su manchada camisa un par de brazos humanos.

—¿Éste es el equivalente a rosas?— Los tomó  dándoles una pequeña lamida al espeso rojo.— Hm, nada mal, bastante sabrosa, te salvaste por hoy.—

—Un ramo de brazos para mi príncipe.— Guiñó su ojo, colocándose de pie frente al él.

—No venías desde hace un par de semanas, ya te había dado por muerto, araña.—

—Esas putas palomas tienen los ojos puestos en Rindō y en mi, tuve que mantenerme un perfil bajo, por eso me desaparecí.— Habló en un tono meloso, acariciando con cariño su mejilla caliente y roja.— ¿Si no luego cómo vería a mi Smiley? Te extrañé mucho.—

—Bueno, es cierto.— Sonrió aún más feliz, extrañaba a Ran, eso no podía discutirlo.— Tenía miedo de algún día verte hecho un maletín.—

—Siento que yo sería un maletín increíble, ya sabes, una jodida armadura muy cool.—

—Ven, estás lleno de sangre, ve a tomar un baño, te prepararé un futón.— Tomó su mano, enlazándola con la suya.

Ran había alcanzado su límite, suspiró con risas alegres, acunó entre sus manos sus mejillas y le plantó un beso dulce, lleno de sentimientos por el otro.

—No quiero un futón, quiero dormir contigo.— Musitó en su oído.

—Souya llegará y va a escucharnos.—

—¿Y qué tiene príncipe? Rindō vendrá pronto también y tú tendrás que escucharlos, estarán a mano.—

—Eres un tonto... Apúrate, el olor a sangre seca empieza a apestarme, ve a bañarte.—

—Está bien...—

(...)

A la vuelta de su baño y con la toalla rodeando su cintura se pilló a su chico cenando sentado en el suelo.

Apenas hizo ruido Nahoya volteó a verle con sus ojos transformados; una esclera negra profunda, pupilas al rojo vivo y unas sutiles venas en sus párpados bajos.
Olía bien porque su rostro, manos y piernas se impregnaron del espeso líquido rojo. Ran sonrió, verle comer le gusta, lo hace mal y como un niño, pero es el sentimiento de dulzura de ver que se alimenta con humanos que él le lleva.

Ranley Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora