꧁Concubinas y rivales꧂

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Capítulo 3

Expuesto y profundamente dormido de cansancio, así yacía Etienne sobre su gran e incómoda cama que no era para nada suave como en la época moderna.

El consorte masculina se había quitado la calurosa pijama que le hicieron vestir en contra de su voluntad.

Aquello que había sido un acto normal para Etienne, era toda una tentación para Pierre.

¿Cómo era posible que un cuerpo masculino, sin pechos redondos y apetitosos, falto de curvas femeninas, piernas suaves que se abrían para hundirse en ellas, sin una cadera ancha y perfecta para el acto que disfrutaba, le atraía de una manera tan fuerte?

Su mente se nublaba con solo ver un poco de piel descubierta de Etienne.

Era como un hechizo atrayente que se adueñaba de los sentidos del hombre que decía no tener gustos por los hombres.

Sus manos, tan grandes y posesivas, recorrieron el cuerpo descubierto de Etienne con gran curiosidad.

Pierre no tenía para nada que Etienne se despertarse, lo había dejado bastante cansado la noche anterior con un intensivo método de estudios.

El emperador no pudo controlarse, sus manos traviesas bajaron hasta la entrepierna de Etienne y se quedaron ahí, quietas y deseosas de tocar, pero no cruzó la línea, al menos no con sus manos.

Los labios de Pierre suavemente recorrieron el cuerpo de Etienne, en especial sus pechos y esos rodados pezones que besó hasta el punto de hacer despertar a Etienne.

Pierre quería besarlo mas, calmar su erección mientras toqueteaba el cuerpo de Etienne, pero ya era demasiado tarde y peligroso.

En contra de su voluntad, abandonó la habitación de Etienne como todo un ladronzuelo.

Poco después de esa huida poca exitosa, puesto que los guaridas y sirvientes descubrieron al emperador en su huida, Etienne despertó.

Le pareció un poco extraño lo enrojecido que estaba su cuerpo y lo húmedos que tenía sus pezones, pero atribuyó eso al calor nocturno de la noche.

Debía levantarse cuanto antes y empezar con esa rutina tan estricta dada por la corte como muestra de rechazo hacia Etienne.

El consorte no terminaba de entender algunas cosas, en especial eso que habían dicho sobre que su cuerpo era apto para tener un hijo, tampoco comprendió lo que Pierre quiso decir aquella noche que lo estableció en el Palacio Frío.

¿Acaso lo obligarían a estar con una mujer para embarazarla?

Etienne no tenía cabeza para eso, el momento mas incómodo de su día había llegado.

No parecía acostumbrarse a que su cuerpo fuese lavado por otros, tampoco le terminaba de gustar el no poder vestir de la forma que quería, sino que estaba obligado a portar las prendas elegidas por personas con gustos extraños y extravagantes.

Y el desayuno, aquello era lo segundo mas incómodo después del baño.

Etienne estaba a punto de explotar y hacer saber cuan incómodo era todo para él, pero se abstuvo de cometer un error.

El Consorte Masculino©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora