꧁Dos visitantes inesperados꧂

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Capítulo 4:

Era una noche torturosa en el Palacio Frío, aquel clima perfecto para las serpientes que vivían en las cercanías, se había convertido en un verdadero problema para Etienne.

Su cuerpo bendecido por el oráculo, si bien era apto para dar a luz, parecía totalmente incompatible con los climas fríos y lluviosos.

Pero no podía quejarse, ni actuar arrogantemente después de haberse negado a servir, como lo estipulaban sus deberes de consorte.

Etienne no había dejado una buena impresión en sus primeros días como primer consorte, todos lo despreciaban y se quejaban de su rechazo ofensivo.

El consorte sabía que se había puesto en una situación un tanto difícil y que los días venideros no serían para nada pacíficos, todo estaba dentro de su plan.

La mejor forma de tratar a un animal peligroso, era nada mas y nada menos que, sacándoles de su zona segura.

Arriesgarse al punto de poner su vida en peligro como una apuesta, ese era el actuar de Etienne.

No se sentía mal más allá de estar preocupado, su única molestia era esos gemidos y palabrerío obsceno en su propio castillo.

Su buen sentido de la audición, le era un verdadero castigo en las noches como esas, llenas de placer y libertinaje.

Aquello le recordaba para que había sido enviado al emperador.

Era imposible conciliar el sueño, por el frío y el ruido.

Etienne nunca tuvo interés por los placeres humanos, tener sexo para él, tenía como fin asegurar su sangre.

Por ello sintió asco al conocer la verdadera naturaleza del mundo donde estaba.

Una tierra en pleno desarrollo, con personas que nacieron de bestias salvajes, tenían días de celo desmedido.

Y eso le aterraba, temía un día ser tomado por el emperador en contra de su voluntad, Etienne sabía que no podía proteger su cuerpo y evitar lo inevitable.

Tarde o temprano, el emperador lo tendría entre sus brazos y se convertirían en un solo cuerpo.

La unión entre la serpiente y su hembra, era lo mas cercano al matrimonio.

Sus clases sobre sexualidad y el cuidado de un embarazo, eran el pan de cada día para Etienne.

Dichas clases le fueron enseñadas con gran preocupación y cuidado, bajo el estricto control de El Gran Emperador.

Etienne era la pareja de la serpiente, no era igual que las otras concubinas.

No sería tratado con brusquedad, tampoco lo destituirían del puesto de consorte por el oráculo.

Esa era una ventaja al ser respaldado por la iglesia, en el momento que su cuerpo fuese dañado y su vida peligrase, el templo junto al Santo Alphonso, estaban preparados para una batalla.

Quizás por dicha ventaja, Etienne se atrevía a ser un poco listo.

Trataba de retrasar lo mas que pudiese con sus trucos sucios, el acto doloroso que significaba ser el de abajo.

El Consorte Masculino©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora