꧁Enemigos Naturales꧂

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El cuarto príncipe había abandonado el palacio de Etienne para evitar una confrontación directa con su hermano, el legítimo heredero al trono.

El León Dorado se sentía molesto y frustrado, había nacido siendo la bestia que gobernaba sobre otros, aquel que fundó el Imperio e hizo un contrario con Dios, sin embargo no solo fue opacado por su hermano mayor, Pierre era una Serpiente Blanca como el Gran Emperador.

Agathe amaba a Pierre más que a cualquiera de sus otros príncipes imperiales, incluso si Vanya, el monstruoso quinto príncipe, tenía un lugar en su corazón, Pierre era realmente favorecido por ser el hijo de esa mujer que perdió la vida protegiendo la de su hijo.

El Gran Emperador había asesinado a su pareja, como la Serpiente Blanca, se convertía en un animal sin razonamiento cuando sus crías estaban por nacer.

Debido a ese trágico final, Pierre nació y creció siendo adorado por Agathe. El Gran Emperador amaba lo suficiente a su heredero como para volver a tomar el trono, sin dejar la mínima oportunidad para el cuarto príncipe.

—No deberías siquiera hablar con el enemigo, si tu intención es proteger tu insignificante vida.

Pierre expresó fríamente.

Sus ojos dorados como dos preciosas joyas de valor incalculable, mostraban aquella naturaleza cruel que se ocultaba debajo de piel humana.

Etienne no se sintió molesto ni en lo mas mínimo, bien sabía el grave error que significaba cruzar un par de palabras con el enemigo de la familia real.

En una cueva de serpientes territoriales, el cuarto príncipe era como un verdugo que mantenía una soga en los cuellos de cada príncipe y del Gran Emperador.

En los registros del templo, se describía al fundador del Imperio como una bestia amada por Dios con un corazón dorado, tan benevolente y cálida como el sol de primavera.

No era de extrañar que los cielos se enojaran con la mujer serpiente por asesinar al León.

La Serpiente Blanca fue maldecida, si querían vivir debían beber sangre y consumir una fuerte droga para mantener su instinto reprimido.

Los años pasaron y dos oráculos fueron dados, cuando los niños nacidos de la Serpiente Blanca no lograban sobrevivir, Dios trasmitió sus palabras usando la boca del Santo.

"El León Dorado volverá a la vida y hará que la Serpiente Blanca pague por su pecado"

Fue el primer oráculo devastador que recibió el templo, sembrando dudas sobre las vidas de sus gobernantes de corazón frío.

El Santo pensó en castigar a los enemigos de los cielos para calmar la ira de Dios, sin saber que un nuevo oráculo llegaría.

"Lo puro se volvió sucio y fue expulsado. En un mundo que era amado por mi pequeño León, traeré al fénix y limpiaré la suciedad dejada por el impostor. La Serpiente Blanca recibirá el perdón si concibe a un nuevo niño que debe nacer del amor"

El segundo oráculo fue complejo, con instrucciones vagas y cuyo contenido no podía ser revelado sin cuidado. Tan solo lo necesario le fue dicho a la Serpiente, omitiendo gran parte del mismo.

—El León dominante no podría obedecer a un simple ratón.

Etienne comentó ofreciendo una taza de té que aprendió a servir adecuadamente en su estricta educación.

"Si era Pierre, podría estar bien, pero nunca serviría a ese vicioso Joven Emperador"

Pensó Etienne.

El Consorte Masculino©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora