Sandra llega a la estancia y ve a sus padres conversando con Grace, que se encuentra algo enojada. No puede ver el rostro de sus padres ni oír lo que dicen, pero la voz de su padre es fuerte y utiliza un volumen de voz alto.
-Sandra.- susurra Grace, más como una advertencia al hombre que estaba de pie junto a ella. Los otros dos personajes se giran y, después de tanto tiempo, se ven las caras.
-Papá.- corre la pequeña a brazos del hombre en un impulso de alegría, este la recibe gustoso en un abrazo. Pero la voz de una mujer los interrumpe.
-Y yo estoy pintada, no es así?- pregunta con tono celoso.
-Mamá, los extrañé.- Sandra baja de los brazos de su padre y se pega a su madre. Ambas sonríen por el color y cariño que el abrazo brinda.
-Señores, Sandra. Me retiro. Los dejo solos.- se despide Grace. La pareja asiente.
-Muy bien, querida. Te hemos traído regalos.- le informa su padre.
-¿Qué son?- pregunta impaciente.
-Hemos encontrado un precioso semanario para ti. Tiene unos corazones, estrellas y de más. Es de oro puro.
-Lo mejor para nuestra pequeña.- apoya su padre.
-Gracias. ¡Es precioso!- exclama la pequeña admirando las alhajas.
-Que bueno que te guste. Querida, te gustaría tomar asiento, hay algo importante de que hablar.- pide su padre.
La niña obedece y con buena postura se sienta. Observando a sus padres. Christian y Katherine Depp.
-Hija mía. Tu padre y yo hemos tenido que viajar mucho, por asuntos importantes que no te mencionaré.
-Lo sé, mamá. Y lo respeto. ¿Están diciendo que se irán de nuevo?- preguntó decepcionada.
-Me temo que solo estaremos unas semanas hasta que pase tu cumpleaños y nos marcharemos de nuevo.
La cara de la joven se entristeció por completo. Nunca podía pasar tiempo con sus padres, siempre se iban y volvían. Y la dejaban en esa enorme casa llena de sirvientes, ellos si que parecían su familia. ¿Por qué no podían quedarse para siempre?
-Pero hablaré de ese tema cuando sea su tiempo. Por ahora, te apetece cenar?- propuso Christian con una sonrisa.
-No, gracias. No me apetece.
-¿Dónde están tus modales Sandra? Jamás rechaces una invitación a una cena, y menos si es tu mismo padre quien te invita.- reprendió Katherine a su hija.
El mayor se levantó de su asiento y se detuvo frente a Sandra.
-De pie.- ordenó. Sandra bajó la cabeza y obedeció.-¿Por qué bajas la cabeza?
-Porque estoy avergonzada.
-La cabeza en alto, hija. Nunca la bajes por vergüenza, solo lo debes hacer por respeto. ¿Entiendes?- acercó su mano al pequeño rostro de su hija y levantó su mentón.
-Entiendo, padre.
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Always Be White And Pure
RomanceUna joven sin experiencia en la vida real es obligada a separarse de las personas a quienes llama Familia. Se le ha tratado como a una princesa, y aunque todas en los cuentos viven en un mundo de hadas, ella está en el mundo real. Se le han oculta...