¿Has pensado alguna vez en los aliens?
Muchos lo toman como una broma muy divertida... Es cierto, los aliens existen y nosotros aún somos ignorantes en el tema.
En esta historia un grupo de chicas son raptadas por criaturas las cuales pensábamos que...
Trotaban velozmente hacia la población, la cual estaba formada de tal manera que se veía mucha actitud en aquel planeta, eran torres de forma de punta, y casas tan grandes y lujosas muy actualizadas.
Las personas que se encontraban en aquel lugar medían entre 1.90 a 2.00, unos sobre saltaban más que otros, unos por sus increíbles cuerpos formados, pareciendo indestructibles en cierta vista, y otros por su gran belleza que deslumbraba pero todos al rededor lo veían totalmente normal
Algo que era bastante marcado, esque todos eran hombres o por lo menos su apariencia les indicaba eso.
Un grupo de soldados con trajes ligeros pero resistentes, entraron a un edificio con similitud de castillo, algunos tenían miradas serias mientras otros nerviosas.
Llegaron a al frente de una puerta la cual estaba respaldada por dos guardias que al verlos los saludaron, de manera respetuosa inclinándose y a la vez abriendo las puertas
Ahí se visualiza a un hombre sentado mirando unas hojas, los hombres al entrar se inclinaron.
—Su alteza real, emos venido a dar nuestro informe de la parte 03.
El alzó la mirada, con sus ojos negros
—¿Que a sucedido?
—Nuestro señor, a caído una nave del cielo, la cual no a Sido identificada, tenemos la teoría que sean invasores.
El proceso toda la información, con su rostro neutro, se levantó de su asiento, y camino velozmente hacia la salida.
—Llamen a Manjiro y a izana, también al escuadrón B Y por último, vayan y vigilen aquel apareto, todo lo que se encuentre ahí no lo dejen salir, y no dejen que los civiles se involucren.
—¡Si su majestad!
Un hombre delgado y con rasgos femeninos, miro la situación.
—¿Sucede algo, shinichiro?.
Pregunto cuando miro que los soldados se habían ido, mientras miraba a su amado.
El gobernante, shinichiro, lo miro con un tiz de preocupación.
—No tienes porque preocuparte. Tu no tienes que hacer nada...
Camino, mirándolo dulcemente lo abrazo por su delicado cuerpo
—mi amado yuefen
El peli blanco, lo miro con el seño frungido.
—Esta bien, pero me informas de lo que sea que esté pasando.
—claro que si, mi yuefen.
Así el se retiró caminando velozmente hacia la sala donde se reuniría con sus hermanos y con los demás.
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