9. Un mal día

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No sabía que decirle, no sabía qué hacer.

—Becca, queri-

Ella se pasó las manos por el rostro y lo mandó a callar. No quería escuchar al mentiroso de Chad.

—¡No!—tomó aire, quería vomitar—. No me digas que no lo sabías, ¡lo sabías Chad, sabías que él me había engañado!

Él sacudió la cabeza, pasándose una mano por el cabello y caminando de un lado a otro.

¿Cómo se había enterado? ¡¿Quién le había dicho?!

—¡No, Rebecca por favor! Claro que no, no sé de que me estas hablando, ¿de dónde sacas eso?

Ella comenzó a híper ventilar y de pronto, le dieron arcadas seguidas del vomito. Él se acercó a sostenerle el cabello y evitar que ella se ensuciase, ni siquiera su cuerpo podía soportar la idea de Nick traicionándola.

Cuando terminó de vomitar, él la ayudó a sentarse en unos columpios.

No paraba de llorar. Y a él eso le rompía el corazón. Quizás sí tenía sentimientos por ella, no del todo románticos, pero seguía siendo importante para él.

—Dime, ¿qué pasa?

Le ofreció la manga de su camisa para que ella se limpiase las lágrimas. Ella tomó aire y evitó sacudirse por los sollozos.

—Bajaba a cenar, pero escuché a Jolie y Anabelle hablando en las escaleras, y hablaban de-de-

Se trancó en sollozos y volvió a llorar.

—De Nick—murmuró él.

Ella asintió, y llenó sus pulmones con todo el aire que pudo.

—¡ESE MALDITO!

Fua. Estaba muy molesta, era obvio. Entre lloriqueos y sollozos le contó a Chad lo que había escuchado. Nick había conseguido salir de Eaton con Jolie, gracias a que esta había hablado con su padre y a Charles le interesaban mucho las donaciones de los Hamilton; la había llevado a cenar y luego se habían enrollado. Según Jolie, había sido el mejor día de su vida y había hablado con Nick para seguir escapándose.

Rebecca tenía el corazón roto. Había sido pisoteada. Esa tarde él le había suplicado de que confiase en él, que sus actitudes extrañas con ella se debían a que estaba pasando momentos difíciles con su madre.

—Y yo como una idiota creyéndole.

Chad tragó grueso, si Becca supiese que él le había dado la idea a Nick, estaría muerto.

—No seas tonta, ¿por qué haría Nico algo así? Él te adora, Becca.

Ella lo miró de reojo, tenía tanto odio en su interior en ese momento.

—Por el estúpido puesto de Jolie. ¡Y lo hizo, Chad! No me digas que no lo hizo porque oíste el anuncio de Charles hoy.

No le podía discutir.

—Tienes que hablar con él.

—No, tú no lo entiendes.

La sujetó por los hombros, haciendo que lo mirase a los ojos.

—Entonces explícame, Becca. Explícame.

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