Yor esperaba algo impaciente en el living, jugando con el antifaz aún sin estrenar entre sus dedos. El negro la envolvía mayormente, y aunque no desvelaba demasiada piel, el corazón le latía con cierto desenfreno al saber a qué clase de lugar asistiría en compañía de su esposo.
De hecho, le sorprendió que fuera precisamente él quien lo sugiriera, argumentando que les beneficiaría asistir a un evento de alta alcurnia y que además les serviría para lucir como una verdadera pareja a ojos de la sociedad.
Sin embargo, y aunque se mostró entusiasta y más que dispuesta a colaborar con la idea... con qué cara podría explicarle a Loid que no sabía bailar en lo absoluto? y es que por haberse percatado de lo muy ilusionado que estaba, prefirió omitir esa importante información.
─Estoy listo─la voz del susodicho le hizo sobresaltar, poniéndose en pie tan solo para disimular. Sus orbes carmesí no pudieron evitar recorrer con tiento el cuerpo del otro, admitiendo para sí misma lo atractivo que lucía en aquel traje oscuro de satín─. Todo bien?
Yor apartó la vista como si quemara, carraspeando y maquinando a toda velocidad una excusa creíble para soltar.
─...Sí! sólo estaba pensando en que es mi primera vez asistiendo a este tipo de eventos─hizo ademán de arreglarse un mechón de cabello, llevándolo suelto en su totalidad─. Me veo bien? crees que estoy a la altura?─se animó a indagar, removiendo medianamente el chal sobre sus hombros.
Loid trató de verla con su habitual perspectiva de espía, fijándose más de lo que debería en su silueta esbelta y en cómo el vestido que escogió la acentuaba aún más; no estaría exagerando si dijera que aquella noche sería su esposa quien se llevara casi todas las miradas...
Tan solo si él lo permitía, claro.
─El conjunto va acorde a la ocasión, Yor─se permitió aproximarse un par de pasos, los suficientes para reacomodarle la tela que cubría sutilmente la piel de sus hombros─. Realmente luces... preciosa.
Aquello último acabó dejando estragos en el rostro sobriamente maquillado de su esposa, haciendo de cuenta que no notó su sonrojo ni mucho menos sus balbuceos inentendibles. Suerte para él que sabía contener sus emociones y no dejar su verdadero sentir al descubierto después de soltarle aquel cumplido con tanta facilidad.
Eventualmente, y en cuanto ambos se vieron libres de toda vergüenza, abandonaron la residencia para subir al auto que Loid había alquilado especialmente para ese día -ignorando el hecho de que WISE se lo había facilitado-. Cada uno se situó en su respectivo asiento, con los antifaces descansando en la guantera y con una sicaria en calidad de esposa sintiéndose más expectante que nunca.
El trayecto duró alrededor de treinta minutos, tomándoles algunos más encontrar algún lugar disponible para aparcar.
─Sería bueno si entráramos con el antifaz puesto─recomendó Loid con aire distraído, cuando en realidad observaba a detalle el entorno─. No creo que nos convenga demasiado desentonar.
Yor asintió sin cuestionárselo mucho, colocándose su propio antifaz con un diseño floral destacando en los bordes. Loid se colocó el suyo con una tranquilidad casi calculada, saliendo posteriormente tanto él como su esposa del auto; poco después, y previo a llegar a la entrada principal, el tener que tomarse de las manos terminó siendo un hecho a todas luces inevitable.
Para Twilight parecía ser algo común y corriente, algo a lo que ya estaría evidentemente acostumbrado, ocultando más de lo que a simple vista parecía detrás del antifaz; la piel cálida y algo tensa de su esposa hizo que su semblante impasible flaqueara por un momento, buscando distraerse en el panorama delante suyo.
Para Ibarahime, la naturalidad que las parejas desprendían desde distintos puntos de aquel salón acabó intimidándole un poco. A veces olvidaba que lo suyo con Loid era pura conveniencia, y que una proximidad que demandara mucho más que simples palabras se sentía como algo de otro mundo, consciente de que no sería así solamente para ella.
En tanto Loid, y ajeno a la aparente desorientación de su esposa, la guió con delicadeza hacia una de las pocas zonas vacías del lugar, cerca de los enormes ventanales y de donde se podía apreciar poco o nada del exterior.
─Yor─la llamó al cabo de un rato, ganándose de inmediato su atención. Con la seriedad propia de la situación, extendió una mano en su dirección─. Bailamos?
La aludida sintió sudar frío en ese entonces, tomándole más de lo normal aceptar el gesto. Quizás ya era demasiado tarde para decirle que no sabía bailar, y que de intentarlo, haría el ridículo delante de todas esas personas; dejaría en vergüenza a su esposo, serían el hazmerreír de la ciudad y, si se ponía en el peor de los ámbitos, Anya terminaría siendo expulsada de la academia Edén.
─...Loid!─exclamó en un tono comedido, haciendo que todo en él se detuviera. Trató de reunir todo el valor posible para alzar la mirada y para serle sincera en ese aspecto─. Yo... yo no sé bailar.
Y, contrario a todo lo que en su maltrecha cabeza visualizó, recibió una comprensiva sonrisa como respuesta, libre de reproche o decepción. Prontamente se vio a sí misma siendo empujada suavemente en su dirección, quedando ambos imposiblemente más cerca y con una mano posicionándose tímidamente en su espalda baja.
─Nunca es tarde para aprender─Loid se tomó su tiempo para enseñarle qué postura debía tomar, recalcándole tras cada movimiento que se relajara y que imitara sin ninguna prisa sus pasos. Detrás de aquel material oscuro que conformaba su antifaz, atisbó cómo los ojos rojizos de su esposa brillaban, probablemente de sorpresa o de emoción; la rigidez bajo su toque empezó gradualmente a desaparecer, viéndole adquirir un poco más de confianza para desenvolverse en aquella proximidad que ahora compartían.
La atención de Yor acabó desviándose por un momento, fijándose en una pareja que había disminuido la distancia en su totalidad. Su cabeza no alcanzó a procesarlo del todo cuando se aferró en un inusitado abrazo a Loid, sin romper del todo la posición y siguiendo sus pasos tal como le había enseñado. Notó que le había tomado desprevenido, puesto que le sintió dudar en sus toques y en cómo aún así no la apartó.
Sus mejillas volvieron a enrojecer al caer en cuenta de lo íntimos que lucían, aferrándose a la espalda firme de su esposo y cerrando los ojos para sentirse más inmersa y cercana como nunca antes lo estuvo de él.
Loid pareció compartir su pensamiento, afianzando su agarre en la espalda medianamente desnuda de su esposa y teniendo la certeza de no ser ahora mismo el centro de atención. La melodía lenta y relajante les envolvía tras cada paso que daban, casi como si fueran únicamente ellos dos en ese salón.
De manera insospechada, la conveniencia mutua quedó relativamente de lado, junto con sus identidades de espía y sicaria. Debajo de las luces tenues para darle más intimidad y romanticismo al ambiente, yacían abrazados tan solo Loid Forger y Yor Briar, disfrutando la velada como si no hubiera una misión aún en curso y como si las preocupaciones de haberlo arruinado hubieran pasado definitivamente al olvido.
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Otoño En Pareja | Spy x Family
Fanfic❥One-shots TwiYor basados en algunas de las temáticas del Flufftober 2022.