«Primera Pelea»

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Yor fue la primera en llegar, encontrándose con la sala de estar completamente en penumbras. A su mente asomó el distante recuerdo de Franky anunciando que pasaría el día con Anya y Bond, suponiendo con antelación que tardarían bastante en llegar.

Una sonrisa repleta de amargura se dibujó en sus labios, arrojando con más fuerza de la necesaria sus herramientas al suelo. Su cuerpo cayó con cierta pesadez sobre el sillón, su mirada clavándose en un punto inexacto de la pared contigua, junto con sus pensamientos yendo de un lugar a otro, sin saber a cuál de todas aquellas emociones priorizar.

─La familia Forger... ─masculló hacia la nada, bajando la vista hacia sus manos y percatándose de que aún seguían estando sucias. Tal vez debería tomarse la molestia de lavarlas o dejarlas tal cual, con la incertidumbre haciéndole seriamente dudar.

A qué se supone que debería atenerse? con qué más se toparía si decidía indagar más? realmente se sentiría capaz de derrumbar todo lo que hasta entonces venían construyendo juntos?

Sus manos se empuñaron en el preciso instante en que la puerta principal se abrió. Su cuerpo yacía plenamente estático, sin embargo su cabeza trabajaba a mil por hora, sintiéndose en ese aspecto más despierta que nunca. Aquellos pasos iban indudablemente en su dirección, con la penumbra pareciendo tomar forma y personificarse en una silueta mucho más que familiar.

El espía más buscado por la policía secreta de Ostania supo sin un ápice de titubeo hacia dónde apuntar, permaneciendo a una distancia prudente de su ahora objetivo, descubriéndola aparentemente acomodada en aquel sillón que innumerables veces compartieron.

No obstante, los recuerdos comenzaron a sentirse distantes, ajenos, como si hubieran ocurrido en otra vida en la que ya no podía siquiera reconocerse, como si hubiera contemplado a otra versión de sí mismo desde un segundo plano... desde donde pudo mover los hilos durante todo este tiempo.

─Así que... ¿Twilight?─el cañón del arma siguió cada uno de sus movimientos, sin quitarle de su infame punto de vista; y, aún así, aquello le fue totalmente indiferente, siendo otro detalle el que despertara esas sensaciones en su aturdido corazón─. Realmente vas a asesinar a la madre de tu hija?

Carmesí y zafiro colisionaron, como si la batalla estuviera a punto de desarrollarse en ese cruce de miradas y no en las armas aguardando entre sus dedos.

El silencio que le siguió a su interrogante la dejó aún más confundida si cabe, ocultando detrás de su expresión imperturbable aquellos sentimientos que al parecer, estaban destinados a morir en el olvido. El hombre delante suyo no cejaba en su puntería, percatándose poco después de cómo se contenía casi a cuestas de apretar el gatillo.

Fue entonces, y contra todo pronóstico, que Yor se aproximó hasta estar en terreno peligroso, con el cañón pudiendo rozar fácilmente la piel de su pecho. Continuaba sosteniendo sus propias armas, aunque algo en su interior las mantenía fuera de combate, peleando únicamente con su opaca mirada que buscaba respuesta a ese por qué.

Loid no conseguía dar crédito al actuar temerario de la mujer, o mejor dicho... de Ibarahime. Nunca se le habría pasado por la cabeza que su esposa por conveniencia fuera una sicaria a sueldo, habiéndole engañado con su perfil bajo y con mentiras que francamente... rayaban lo insultante. Y aunque ahora mismo podría estar recriminándole, exigiéndole explicaciones o jalar sin más remedio el gatillo, no podía. Su cuerpo no lograba procesar todo hasta el punto de privarle de su siempre impecable y calculada racionalidad, con las dudas nublándole incluso la vista por momentos.

Lo verdaderamente insultante sería que él la crucificara por artimañas similares a las suyas, tan solo para tapar una "profesión" que si bien no era del todo digna y mucho menos limpia, no se diferenciaba en lo absoluto de asesinar por un bien mayor.

Otoño En Pareja | Spy x FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora