Quédate a dormir en mi casa esta noche, Quacks ‒dijo Luzu, acercándose a Quackity y tomándolo con ternura de las muñecas.
‒ No, Luzu. ¿Cómo podría? ‒intentó reír, pero solo pudo emitir una risa forzada y desanimada‒ Necesitas tiempo para procesar la pérdida de Titi, no voy a ir a invadir tu casa.
‒ Sí, voy a necesitar tiempo. Pero quiero pasar ese tiempo contigo, no quiero estar solo esta noche. Por favor, quédate conmigo ‒apretó un poco las muñecas de Quackity.
Luzu no mentía, pero tampoco dijo toda la verdad. Sabía que algo andaba mal con Quackity; se ve incómodo con Rubius, quiere huir de las conversaciones en las que hablan de sus sentimientos y se queda muy ensimismado casi todo el tiempo. Quería saber qué es lo que lo ponía así, saber con detalle lo que ocurrió el día que perdieron a Titi.
‒ Está bien, Luzu. Vamos a tu casa ‒dijo Quackity, aun intentando actuar animado. Pero era claro que se sentía terrible.
Ambos se encaminaron a casa de Luzu y esta vez iban de la mano.
Ya en la casa, subieron a la habitación.
Luzu le ofreció a Quackity un pijama extra que tenía, Quackity lo aceptó y comenzó a desvestirse.Cuando Quackity se quitó la camisa, Luzu, desde atrás, pasó su mano con delicadeza por la piel quemada de su hombro y fue bajando a la espalda, acariciando sus cicatrices suavemente. Quackity se sorprendió y lo miró de reojo con curiosidad.
‒ ¿Aún te duele? ‒preguntó Luzu.
‒ No… No tanto. Solo después de mojarme, tener la piel reseca me lastima. Y hacer movimientos bruscos con los brazos, piernas y cuello me duele ‒explicó Quackity.
‒ Pero te echaste al lago ‒lo regañó Luzu‒. ¿Te lastima ahora mismo? ‒preguntó, mientras acariciaba su piel.
‒ Un poco ‒mintió. En realidad le ardía mucho, pero no quería preocuparlo.
Luzu se dio cuenta de la mentira y se acercó a sus cofres, tomó una crema y regresó con Quackity, lo sentó en la cama y, tras sentarse a sus espaldas, comenzó a aplicarle crema suavemente.
‒ Eres un mentiroso ‒reclamó Luzu‒. Es obvio que te duele.
‒ No quería preocuparte.
‒ Siempre me voy a preocupar si es por ti, Quacks. Déjame cuidar de ti. No tengas miedo de pedirme ayuda. Por favor, depende de mí.
‒ No puedo hacer eso, Luzu ‒rio nervioso.
‒ Hazlo por mí. Conmigo no tienes que cuidarte, puedes bajar la guardia. Nunca voy a hacerte daño, no soy como los demás ‒dijo, pasándose frente a él, para aplicar crema en su pecho y abdomen.
Quackity no supo qué responder. Nunca había confiado tanto en nadie, no en Karmaland. Las pocas veces que lo hizo no salieron bien, lo lastimaron. ¿Qué le asegura que con Luzu será distinto?
‒ Quítate el pantalón ‒ordenó Luzu.
‒ ¿Perdón? ‒preguntó Quackity extrañado.
‒ Quítate el pantalón. Voy a ponerte crema en tu pierna también.
‒ Claro, sí ‒dijo Quackity, avergonzado de lo que pensó. Y, temblando, se levantó y quitó el pantalón con torpeza.
Luzu se sentó en la cama, lo tomó de la cintura, lo acercó a él y comenzó a aplicarle crema en la parte inferior de su cuerpo. Empezó por la cadera, metió su mano dentro de la ropa interior de Quackity para poder aplicar crema en toda su piel dañada y, con movimientos suaves, se acercó poco a poco a la zona pélvica.
Quackity jadeó cuando sintió su mano muy cerca de sus genitales. A Luzu le causó gracia la reacción de Quackity y continuó aplicando crema, ahora hacia el muslo y se hincó en el suelo para poder ponerle crema en la pierna.
La vista que tenía Quackity lo puso muy nervioso, era una posición extraña; pero a Luzu no parecía importarle, estaba muy concentrado cuidando su piel.
Cuando terminó, se puso de pie. Estaba muy cerca de Quackity. Ambos se turnaron entre mirarse los labios y los ojos por un rato.
‒ Vamos, termina de ponerte tu pijama ‒dijo Luzu, cortando la tensión, y se dirigió al otro lado de la habitación por su ropa.
Quackity asintió y se apresuró a ponerse el pijama, aun temblando como loco.
Tan pronto ambos terminaron de cambiarse, se acostaron cada uno en un lado de la cama. Estaban muy nerviosos y ninguno sabía qué decir.
‒ ¿Se siente mejor? ‒preguntó Luzu, dándose la vuelta para ver a Quackity.
‒ Mucho. Gracias, Luzu ‒le agradeció, también girándose para verlo.
‒ Me alegro ‒sonrió.
‒ ¿Cómo te sientes tú, Luzu? Con todo esto de Titi y lo mucho que ha cambiado Karmaland desde que te fuiste a tu misión.
‒ Sigo intentando adaptarme. Es difícil, más porque no solo es el pueblo lo que ha cambiado, ustedes también lo han hecho.
‒ No te preocupes, Luzu. Vas a adaptarte más pronto de lo que crees.
‒ Eso espero, Quacks ‒acarició su mejilla.
Ambos dudaron un poco antes de acercarse al otro. Actuaban como adolescentes que desconocían cómo eran las relaciones, a pesar de ser adultos que sabían bien qué hacer. Siempre que estaban juntos era como si se convirtieran en niños enamorados.
‒ Creí que íbamos a tener sexo ‒dijo Quackity entre risas.
‒ Todavía podemos ‒insinuó Luzu.
Quackity rio a carcajadas, pero no correspondió las insinuaciones de Luzu. Era evidente que estaba nervioso.
‒ Buenas noches, Quacks ‒cambió de tema‒. Es tarde y tenemos que descansar ‒le dio un beso en la frente y se dio la vuelta para dormir.
Quackity, sin decir nada, se acercó a Luzu y lo abrazó.
ESTÁS LEYENDO
Welcome Back
FanfictionCover credits: @/akarin_chan81194 (con fanarts de @/Pan_CCP, @/TLEXJuice, @/UselessWaiphu, @/OrdinaryBee_ y @/SweetcriesSweet, todos se encuentran en twitter) Luzu vuelve a Karmaland después de una larga misión. Lo primero que ve es una isla enorme...