30. Sin embargo, vuelvo a despertar.

0 0 0
                                    

Los primeros minutos estaba segura de que nada pasaba, luego pasaron horas, y comencé a preguntarme en que podría Hassel beneficiar a Avelyn estando de nuevo allá arriba. Sé que había una conversación pendiente, todo se acabó después de que me golpearan y terminara desmayada, supongo que él debió hacer o decir algo para que nos trajeran de nuevo aquí abajo en lugar de dejarme ahí tirada en lo que terminaban de sacarle la información... o las uñas.

Luego me dió sueño, pero el hecho de que mi compañero de celda no hubiera vuelto, tan solo me mantenía despierta mirando los barrotes de la puerta. Hasta que caí rendida, y cuando volví a despertar, él seguía sin estar aquí.

Las posibilidades aparecieron en mi mente una tras otra. Tal vez estaba siendo torturado y otra vez no ha podido levantarse, pero ya no puedo ir a ayudarlo, la otra es que lo han arrojado al mar para que se ahogue, y supongo que Avelyn tendrá más imaginación que yo para las torturas, sin embargo, estoy omitiendo pensar en ellas. La última opción es que Hassel ya estaba muerto, y sea cual sea que haya sido la causa, luego de tres días sin aparecer nadie por aquí, no pude evitar llorar un poco al pensar que ya no volvería.

En definitiva está muerto, él sabía lo que iban a hacerle, por eso tuvo tanto miedo cuando vinieron por él. Algo tuvo que pasar luego de que perdí la consciencia, debió hacerla enojar mucho.

Al cuarto el hombre que me abrió la puerta para permitirme ayudar a Hassel el día que llegamos, vino a entregarme comida y ron. Cuando lo vi, me arrastre por el suelo hasta la puerta, y me tendió entre los barrotes las cosas, pero estaba tan desesperada por noticias sobre mi compañero, que lo tomé de las muñecas para que no se alejara, provocando que su reacción fuera todo lo contrario a lo que quería. Le grité que no se alejara, que sólo quería saber que había pasado con el pirata que solía acompañarme como prisionera, sin embargo salió del lugar sin siquiera voltear a verme.

Las visitas a la hora de la comida fueron comunes, se me daba suficiente, pero no demasiado, y cada cinco días me daban una botella de ron nueva. Sin embargo, cada vez que ese hombre entraba, y aunque intentara preguntarle que habían hecho con Hassel, él jamás me respondió, pocas veces me miraba, y tan solo una vez creí que se había quedado lo suficiente de pie frente a mí, sin entregarme la comida porque estaba dispuesto a responder mi pregunta, pero no lo hizo.

Comer, dormir, ahogarme en alcohol, arrepentirme por haber terminado el ron antes de tiempo, no hacerlo otra vez, hasta que la soledad me consumía de nuevo y tenía que hacerlo para poder sobrellevarla. Cada tarde estaba sola con mis pensamientos, y rodeada por cuatro paredes. Lo único que me dejaba saber si era de día o de noche, era la luz que entraba por la escotilla, y por una ventana pequeña, a lo lejos, pero del otro lado de los barrotes.

Luego de tres semanas sola, comencé a sentir que me volvía loca. Para entretenerme no hacía más que buscar cosas nuevas por cada rincón, ya fuera algo entre el heno, o una mancha en las paredes, pero nada era emocionante. Cuando pasó un mes, me di cuenta de que patear la puerta hasta el cansancio me hacía más daño a mí, que a la puerta, así que dejé de hacerlo.

Cada día estaba más furiosa, y es que cada momento de soledad absoluta en la que no se me utilizaba para nada más que como un prisionero sin utilidad, y que en realidad lo único que hace es quitarles un poco de comida, me era confirmado que tan solo era una forma de tortura.

¿O es que esa teoría ya era parte de mi locura?

En ese tiempo, e incluso ahora que han pasado tres meses, es perfectamente lógico. El otoño está en su pleno apogeo, sin embargo no está siendo tan frío aquí, gracias a la capa que me han traído.

Comida, bebida, cobijo...

Me mantienen viva, pero completamente inútil, y sin la posibilidad de hacer nada, al igual que en una completa ignorancia sobre lo que le han hecho a mi ex capitán.

En tanto tiempo que tengo para pensar, lo único que tengo en mente todo el día es a Enzo y a Hassel. El primero preguntándome que será de él, incluso a veces me consuelo a mi misma intentando imaginar su vida. Relajándome, como si fuera a meditar, y visualizarlo siendo feliz. Viviendo en las afueras de un pueblo, en una granja que seguramente consiguió en una apuesta y reparándola para dejarla en mejor estado de la que la consiguió, tal vez con una mujer, o simplemente frecuentando por el pueblo a alguna, e intentando cortejarla, o espantándola, no sé que tan probable sea, pero estoy casi segura de que sigue viéndose con Ruth, sino es que ya vive con ella. Tal vez está trabajando en la herrería del pueblo, e intenta dejar su pasado como un criminal atrás, de repente extrañando ser un poco egoísta y hacer lo que le venga en gana; quiero pensar que a veces me recuerda con cariño, que se pregunta donde estoy, o si al menos tuve una muerte digna. Quisiera pensar que me extraña tanto como yo a él, y que quisiera hablar conmigo tanto como yo lo necesito, pero luego no quiero eso, porque lo quiero tanto que no quiero que sufra por mí, quiero que sea feliz siempre, y no a ratos por estarme recordando si es que esos recuerdos lo hacen sentir igual que a mí.

Mi más querido amigo, no puedo esperar por nuestro reencuentro.

Por otro lado, fue doloroso despegarme de Hassel, y cada minuto que paso pensando en él, es un minuto que paso llorando. Prefiero tenerlo conmigo y peleando todo el tiempo, que estar pensando en las formas inhumanas en que pudieron haber decidido torturarlo hasta la muerte. A veces incluso tengo pesadillas sobre ello.

A veces tengo sueños donde aún llevo mi daga en la cintura, y por fin puedo acabar con todo esto, sin embargo, vuelvo a despertar.




11/octubre/2022

Cuarto crecienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora