"Jueves, 8:50 de la mañana. He tenido un par de noches un tanto complicadas donde dormir no parecía una opción. No puedo dejar de pensar en él durante la noche... Supongo que ya entiendo a qué se refería Karma el segundo día del experimento.
Mi estado general del dia de hoy me es óptimo. Ayer Karma y yo volvimos a abrazarnos y él me correspondió con gusto…." Escribía en uno de los espacios de la tabla que le había facilitado Okuda con el título de "observaciones".
—¡Agh!— Nagisa arrugó la hoja de papel avergonzado. Más que un reporte, parecía algo que escribiría una niña de primero en su diario sobre el chico del que estaba enamorada. Ponerse al corriente con los reportes se le estaba complicando, pero de nada servía si no los escribía.
De hecho, el finalmente haber decidido ponerse a reportar, le había hecho reflexionar sobre lo que estaba sintiendo. Su cabeza pasó de estar en las nubes a aterrizar a la intimidante realidad.
¿Qué pasaría cuando el experimento terminara? ¿Karma se alejaría de él?, no quería eso, no quería volver a ser un simple extraño para él. Ambos estaban tan cerca, era como si el muro de amistad por el que solían estar separados se hubiera convertido en una pared de vidrio. Si bien eran totalmente transparentes el uno con el otro, ahí estaba ese "algo" que los mantenía separados, recordándoles constantemente que solo eran amigos jugando a estar enamorados por un bien mayor.
Sintió una dolorosa punzada en su pecho, abrumado por el pensamiento del terrible desenlace de esa dulce fantasía.
—Nagisa.— escuchó un murmullo a la lejanía.
—¡Nagisa!— más fuerte.
—¡Ah!— Salió de sus pensamientos el peliceleste. —Eres tú Kayano. ¿Que se te ofrece?— dijo riendo nerviosamente.
—Iba a preguntarte si podías acompañar a Terasaka y a Karma cerca del riachuelo para conseguir piedras. Necesitamos reacomodar las trampas del centro del bosque.— le explicó la pequeña peliverde con un ademán con sus manos. —Aunque, si estás ocupado no tienes porque ir, le preguntaré a alguien más.— finalizó la chica con una mirada preocupada. La expresión de Nagisa hace un momento la alarmó un poco. Se veía algo pálido y decaído. ¿Estaría bien?.
—¡Por supuesto! Voy ahora.— Le sonrió, guardando los papeles de encima en el cajón del escritorio de manera descuidada.
—¡Ve con cuidado!. Los chicos estan a las afueras del almacén, puedes encontrarlos ahí.— exclamó Kayano viendo al peliceleste asentir a la vez que salía por la puerta del salón de clases.
♡
Nagisa se dirigió a paso rápido al almacén, y tal como Kayano había dicho, ambos chicos estaban ahí. Cada uno sostenía en sus manos un par de sacos medianos de tela.
El pelirrojo sonrió por inercia al ver a Nagisa acercarse.
—Karma, Terasaka-Kun. Kayano me dijo que los ayudara a recoger piedras, ¿Están bien con eso?—
—Mientras más rápido terminemos con esto será mejor.— Respondió el más alto de los tres.
—Claro. Contigo será menos aburrido después de todo. — Respondió el pelirrojo dulcemente extendiéndole uno de los objetos que tenía en la mano.
Nagisa no pudo evitar ruborizarse por su acción, mientras Terasaka solo los observaba con una expresión incrédula.
Emprendieron la corta caminata en silencio luego de esa pequeña charla, Sin embargo Karma miraba de reojo a Nagisa constantemente. Usualmente sería él quien le hablara para iniciar conversación en esos casos, pero el peli celeste se veía bastante decaído y completamente desconectado.
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Química [KarmaGisa]
FanfictionManami Okuda, una científica entusiasta de secundaria, estaba dispuesta a comprobar su tesis sobre "El amor" por medio de la experimentación de dos sujetos de prueba. Dos buenos amigos que se "llevaban bien".