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El siguiente día fue bastante tranquilo a comparación con lo desastroso que resultó ser el anterior a la vista de cualquiera. Claro que, esto a excepción del caos que aún permanecía latente en la mente del pelirrojo que no lo había dejado en paz desde ayer. 

Bien. El mismo había decidido cortar con el experimento por el "bien" de ambos pero había un problema. 

No tenía idea de como iba a decirle a Okuda. 

Desde el comienzo había estado de acuerdo con los términos de la pequeña científica e incluso le parecia una idea bastante creativa para realizar el asesinato. Pero ahora sentía que ya no podía más. 

Le daba vergüenza tener que decirle él mismo de manera directa a Okuda en el momento, por lo que decidió posponerlo para pensar bien las cosas. 

En primer lugar su propio orgullo no le permitía pensar en que tuviera que dar explicaciones del porqué se rendía. Se sentía tan patético por haberse dejado afectar tanto y dejar que sus emociones lo dominaran. Por dejar las cosas a medias, por intentar forzar algo con Nagisa que naturalmente no tenía probabilidades de éxito... Se sentía culpable por ser el posible detonante de una enorme desilusión en su pequeña amiga. 

Él estuvo ahí esa vez en la que Okuda había intentado su método de asesinato por primera vez, estaba seguro que aquello debió ser hasta humillante para ella. Y bueno, realmente no quería ser el responsable de cargar con todo el peso de la posible decepción y desánimo de Manami en esta ocasión. Después de todo eran amigos. Lo mismo pasaba con Nagisa. Ya vería la forma de levantarse y encararse con él otra vez.

— Manami, ¿Puedes guardar los  elementos deportivos en ese cajón y luego sacarlos? No podemos dejarlos aquí ya que no son de la escuela.— preguntó Megu. 

—Ah, ¡Por supuesto!— Asintió la chica dispuesta a hacer la tarea. 

—Déjame ayudarte.— Karma se acercó donde estaba ella y comenzó a recoger los objetos para acomodarlos en la caja. 

La chica solo se sumó a la labor en silencio.

Toda la clase estaba bastante atareada ese día. Se movían de un lado a otro haciendo tareas por aquí y por allá. 

En vista a las próximas vacaciones necesitaban dejar todo limpio para evitar complicaciones en su regreso. Eso incluia limpieza del salón y el edificio en general, guardar los materiales de estudio en sus lugares correspondientes y finalmente guardar y desmontar todos los elementos relacionados al asesinato que estaban literalmente regados por todo el perímetro de la montaña. 

Realmente dejar cualquier cosa relacionada a la misión tan a la vista podría ser problemático considerando la institución y las gestiones de su retorcido director, así que era necesario mantenerse al margen y dejar todo limpio para luego volver a montar lo que volvieran a usar en el regreso a clases. 

—Kayano. ¿Okuda-San te ha platicado algo?— Nagisa cargaba objetos variados entre sus brazos, principalmente cuchillos de "material anti sensei" que había encontrado escondidos por ahí. El chico se dirigía a Kaede sin despegar la mirada del sitio donde se encontraban Karma y Manami. 

— Alguna cosa ¿Cómo qué?— Preguntó ella confundida mientras permanecía agachada en el suelo sacudiéndose las manos. Era sorprendente el como las armas almacenaban suciedad ¡que asco!. 

—Nada, olvídalo.— Suspiró sin despegar la mirada. 

—Oye Nagisa, ¿Sabes que no es posible saber lo que quieres si no lo especificas verdad?— Respondió ella con un puchero. —¿Acaso te golpeaste muy fuerte ayer? ¿De verdad te sientes mejor?—  Su tono de voz era suave. Realmente estaba preocupada por él. Sabía que Nagisa podía llegar a ser un cabeza dura a veces como lo era Karma así que solo esperaba que se abriera en algún momento y le contara que estaba mal. 

Química [KarmaGisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora