Alice |Twilight|

13 de Octubre

El cambio 

Con nerviosismo se durmió esa noche, Ares no la habia ido a ver en todo el día. Pensando en su cambio esperaba que sean las doce. Alice le repetía una y otra vez que si no lo deseaba no la cambiarían. 

 Pero Lyra deseaba cambiar, deseaba pasar toda su eternidad al lado de ese ángel. Toda su familia eran vampiros, ¿por que ella no lo sería?. No temía a la vida eterna y tampoco le asqueaba la idea de beber sangre.

 Los Cullen estuvieron de acuerdo con su cambio, nadie se negó. Edward incluso se mostraba emocionado con el cambio. Serian amigos por años y ella se uniría por completo a su familia. Este pensamiento era compartido por los demás. 

 Esa noche decidió dormir con la ventana abierta, como si esperara a alguien. Lo hacía, esperaba que Ares cumpliera su promesa. Sabía que el debía ser quien la cambiara, no quería que nadie más lo haga.

 Fingía dormir cuando una sombra se coló por la ventana, era la hora. El vampiro se sentó a su lado en la cama acariciando su cabello. Se miraron a los ojos para confirmar lo que el otro sentía. 

 Delicadamente, tomo el rostro de Lyra entre sus heladas manos. Analizo todo su rostro con una sonrisa, su niña estaba creciendo. Se quedaron así por un minuto que marco las doce en punto.

 Lyra sonrió con emoción moviendo su rostro para mostrar su cuello. Ares lamió sus labios antes de acercarse a centímetros de la carne. Aparto los cabellos de esa zona y abrió su boca listo para morder.

 Sintió un dolor recorrer su cuerpo desde la zona de la mordida hasta la punta de sus pies. El veneno recorría todo su sistema nervioso haciéndola doblar de dolor. Ares susurraba palabras de aliento y amor mientras la abrazaba sin poder frenar ese dolor.

 La apretaba fuerte contra su cuerpo, intentando absorber parte de esa tortura. Era por algo que debía pasar, pero no dejaba de ser duro. Con mucho amor beso su frente una vez se desmalló. Los Cullen hicieron presencia en la escena.

 Carlisle corroboraba que todo el proceso fuera sin complicaciones. Alice y Ares apretaban las manos de Lyra intentando darle su apoyo. Las horas pasaron hasta que la chica ahora vampiro despertara. 

Sus grandes ojos rubís hicieron presencia, mirando el nuevo mundo frente a ella. Veía mucho mejor de lo que había visto en su vida. Sentía, oía y olía todo, de una forma que la asustaba. Miro a su alrededor en busca de alguien que la guie.

 Ares la miraba a un lado de la cama con una gran felicidad, ahora podían estar juntos hasta el final. Se arrodilló a su lado, haciendo la chica estiré su mano para acariciarlo. Se sentía extraño el contacto de su piel con su mano. 

Antes de que pueda hacer otra cosa, una sed sin control se apoderó de ella. En ese momento Edward apareció con una bolsa de sangre, dándosela para que se alimentara. Bebió cinco bolsas hasta que se sació. 

 Utilizaba todos sus nuevos sentidos buscando a su novia. No podía sentirla por ningún lado y eso la preocupaba. Estaba por preguntar por ella cuando Ares le dijo que fue a comprar algo y ya volvería. 

 Un poco más tranquila, Lyra se levantó de la cama para probar sus nuevas habilidades. Con ayuda de los dos vampiros puedo caminar controlando su velocidad. En la sala la esperaba su familia para felicitarla.

 Todo estaba decorado por su cumpleaños, Alice lo había preparado para ella. La saludaron por su cumpleaños y felicitaron por el cambio. La analizaban y aconsejaban de como moverse mejor. 

 Para el final del día, la vampiresa apareció con una gran sonrisa. Se abalanzó contra Lyra quien no sintió el choque. Se besaron con gran cariño, como si no se vieran en años. Alice la arrastro hacia el jardín de la casa que se encontraba extrañamente decorado.

 Una vez las dos estuvieron bajo el árbol más grande del bosque, se miraron a los ojos. Rojo con dorado, una extraña y hermosa combinación. La Cullen saco de su bolsillo una cajita pequeña de terciopelo. Lyra no supo como reaccionar cuando un anillo de rubís era colocado en su dedo anular.

 Bajo el árbol más grande del bosque se juraron amor eterno, hasta que la muerte las separe. La cual no llegaría en cientos de años. Finalizando su unión unieron sus labios, demostrándose el amor más puro que se podían profesar.