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¿Cómo es que puedes quedar en ridículo tantas veces?. En toda su vida escolar no había pasado tanta vergüenza como ahora, aunque ver el rostro feliz de la persona que le gustaba hacía que todo valiera la pena.

Kihyun le explicó acerca de lo que había escuchado intentando no estallar en risa y Hyunwoo, (después de pasar por aquella vergüenza) lo invitó a por un helado después del colegio en algo así como invitación para "amigos" aunque obviamente esa no era la intención. Y antes que Kihyun pudiera confirmar, él se alejó con el rostro más rojo que un tomate. Wonho le sonrió y levantó los pulgares en señal de afirmación.

Los dos protagonistas se encontraban sentados en el mismo parque donde a Hyunwoo lo habían descubierto, dejando que los árboles les brindaran esa fresca brisa, disfrutando sus helados en un silencio cómodo hasta que Hyunwoo intentó romperlo.

– Bueno, ¿está rico?.– e intentando porque los dos se quedaron viendo sonrojados. –Tú helado, ¿es rico?

Hyunwoo se palmeo la cara antes de que Kihyun respondiera con un 'si' mientras reía levemente. El contrario le sonrío y se unió a su risa. La tarde pasó entre pláticas de temas en común, historias y anécdotas; risas, traviesos roces de manos y miradas que lo decían todo.

– Y así es como me hice esta cicatriz.

– ¡Vaya!

Se encontraban caminando en la acera en camino a casa del amante de los peluches, ya llegaba la noche y la tarde había sido satisfactoria. El pelinegro contaba aún anécdotas para no hacer aburrida la caminata mientras que Kihyun escuchaba con total atención, hasta que este preguntó por curiosidad.

– ¿Qué harás cuando te gradúes?.– A Hyunwoo lo tomó desprevenido esa pregunta, paró de caminar haciendo que el contrario se alarmara. –¿Dije algo malo? perdón yo-

– En realidad, no lo había pensado.– le sonrío levemente intentando calmar al opuesto, para después suspirar. –Siempre fuimos mi madre y yo, solo pensaba en ella hasta bueno, ya sabes.

El castaño asintió mientras que el pelinegro continuó su caminata replanteando algo que surgió de repente en su cabeza: ¿merecía a Kihyun?, no tenía alguna meta o sueño, no culpaba a su madre pues tal vez la vida no había sido muy justa con ellos y ahora podría rehacer su vida.

Antes de que algo más pasara tomó una decisión, la primera decisión que seguramente tomaba porque pensaba para sí mismo. Llegaron a la puerta de la casa de Kihyun y antes de despedirse Hyunwoo sacó algo de su mochila.

– Quiero que tengas esto.– le entregó una caja color gris, igual a la que él le regalo la primera vez. –Ábrelo cuan-

Pero ya era tarde cuando lo abrió y leía aquella hoja plasmada de palabras gentiles y cariñosas. Su ojos iban y venían de un lado al otro, mientras que en su pecho crecía una felicidad que seguro estallaría en cualquier momento.

El castaño pasó sus brazos alrededor de su cuello, recostando su cabeza en el hombro del opuesto. Hyunwoo un poco sorprendido por la acción, pasó sus brazos por la cintura de Kihyun formando un abrazo.

–¡Si!.

–¡Si!

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ᴍᴀᴄᴀʀ𝗈𝗇s  「sʜᴏᴡᴋɪ」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora