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RUMANIA
EL PLAN PRINCIPAL DE BUCKY para animar a Clover era darle clases intensivas de Rumano (ya le enseñaba cosas, pero la verdad solo era lo mínimo), para que pudiera adaptarse mejor al país y finalmente encontrar un trabajo que si la llenara, pero rápidamente su idea se fue a la basura cuando un día llegó con la cabeza gacha y cerró la puerta con un suspiro.
Barnes recién había llegado de trabajar, así que estaba sentado en el sofa descansado.
Le pareció realmente extraño que ella no se sentara a su lado y pusiera sus pies sobre sus muslos, sino que se quedara parada a un lado de la sala pensativa.
—¿Clover? —preguntó el ex soldado notando que recién ahora lo miraba.
—Hey —saludó ella bastante distraida—, pensé que seguías en el trabajo.
Caminó hacia dónde estaba él y se sentó a su lado como siempre lo hacía, con la única diferencia de que puso sus rodillas contra su pecho.
—Siempre salgo a la misma hora...
—Oh —ella giró su rostro para mirar el reloj de la sala—, tienes razón.
Bucky frunció los labios y miró por completo a Clover. No le gustó lo que veía. Esa no era ella. No era la misma mujer que le había dicho tan audazmente que la necesitaba con él.
—No estás bien.
—No, Shit, Sherlock —respondió ella con una sonrisa perezosa.
—¿Qué tiene que ver Sherlock Holmes? —su pregunta hizo resoplar a la castaña.
—Es una forma de decir, Buck.
Barnes estaba tratando de buscar las palabras correctas para poder decirle que le enseñaría rumano de manera intensiva para que no la juzgaran tanto en las entrevistas de trabajo, pero...
—Conseguí empleo.
—¿Qué? —Bucky la miró asombrado y se acomodó mejor en el sofa.
—Sí, fui a un mini mercado y necesitaban una cajera —comenzó a narrar la castaña con bastante cansancio—. Y fui a decir que iba por el empleo, me preguntaron algunas cosas y cuando dije que era ingeniera lo asociaron a matemáticas enseguida y me contrataron. Estas últimas semanas aprendí a saludar, despedirme, preguntar un par de cosas y ahora debo repasar número grandes en rumano, así que no creo que me cueste demasiado adaptarme al trabajo —Clover recostó su frente con las rodilla que seguían en su pecho y suspiró—. Supongo que podría ser peor.
—Pero... no te ves feliz.
—¿Qué importa eso ahora, Buck? tengo empleo, podré ayudar a pagar las cuentas y la renta —dijo la ingeniera con simpleza.
