✶💎⋆｡˚ ⁞ CAPÍTULO NUEVE˚.*ೃ bienvenidos a lillehammer ━━━━━━━━━━━━━━━
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1998
CUANDO IVANOVA DESPERTÓ tuvo que volver a cerrar los ojos debido a lo luminosa que era la habitación. Brillo, había tanto brillo que creía haber ascendido a los cielos. No estaba acostumbrada a la luz; Había sido parte de la oscuridad tanto tiempo que lo brillante le parecía ajeno y fuera de lugar.
Cuando pudo abrir los ojos se sorprendió; La habitación en la que estaba era completamente blanca.
Hizo un pequeño quejido e intentó ponerse derecha para poder analizar más su entorno, pero un fuerte malestar en el estómago y la rodilla logró que rápidamente se recostara.
¿Qué había pasado?
¿Por qué sentía malestar en la pierna y el abdomen?
La pobre solo recordaba haber estado corriendo junto con... alguien, pero fuera de eso no sabía nada más.
Puso su mano izquierda sobre su frente, formando una especie de visera que tapaba sus ojos. Abrió los párpados con lentitud tratando de acostumbraste a la iluminación y, cuando ya logró adaptarse, miró hacia todos lados confundida. No recordaba en Samokov un lugar así, tampoco en la Siberia.
Tenía una bata azul.
Blanco.
Maquinaria médica.
Olor a químicos y naftalina.
Definitivamente se encontraba en un pabellón médico y sus sospechas fueron confirmadas cuando un doctor pelirrojo bastante pecoso abrió la puerta de la pulcra habitación, dándole una sonrisa a la mujer.
—Frøken Ivanov, glad for å se deg våken (Señorita Ivanov, me alegra verla despierta) —dijo el hombre, demasiado amable para el gusto de la ingeniera.
Él había hablado en noruego. ¿Por qué le hablaban en noruego si se supone que estaba en Bulgaria?
No le confundía el idioma, ella sabía hablar inglés, ruso, alemán, búlgaro, francés y varias lenguas más, todo eso debido a que había viajado por cuestiones laborales tantas veces a diferentes bases que tuvo que obligarse a aprender los respectivos idiomas para no sentirse perdida.
—¿Qué hago aquí? —preguntó la mujer con un perfecto acento noruego.
El médico siguió con su alegre semblante.
—¿No recuerdo nada de lo que pasó? —la falsa inocencia era obvia en sus palabras, pero la castaña seguía tan aturdida que no lograba notarlo.
