𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 9

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Leon miraba por la ventana sin ver. La noche había envuelto la casa en penumbra, el mejor momento para pensar. Parecía ser que la salud de Jake se había estabilizado y que Sherry se hallaba más tranquila; Claire estaba acostando a la niña; Chris y Jill se habían retirado pronto, parecía que tenían algo importante de qué hablar; y Gino se mostraba taciturno y había preferido retirarse también. Así que él podía disfrutar de unos momentos a solas para intentar saber cómo se encontraba anímicamente pues, estando con los demás, no tenía otra opción que mostrarse fuerte y sereno por mucho que quizá no lo estuviera.

Pero sabía que no se hallaba solo. Alguien lo observaba oculto en las sombras sin atreverse a hacerse notar.

—Me has estado evitando durante todo el día —dijo a la muchacha rubia que lo observaba azorada—. Ni Chris ni yo vamos a echar a Jake, no te preocupes —le aseguró con voz amable—. Además, Claire me mataría si lo intentase siquiera —añadió divertido.

Escuchó una leve risa y pronto se vio rodeado por unos brazos cálidos y sintió el rostro de Sherry apoyado en su espalda.

—Gracias, papá.

Él sonrió enternecido.

—Sabes que no puedo ser tu padre, aunque quisiera. Pobrecito de mí si hubiese tenido una hija con nueve años y ninguna neurona seria en la cabeza, o mejor, pobrecita de ti si así hubiera sido —replicó aún sonriente.

—Yo quería... estaba dispuesta a enfrentarme a ti por Jake, a todo y a todos. Quiero que sepas que sé que me habría equivocado y lo siento. Claire me lo ha contado todo; me ha contado lo que hiciste por mí y por ella, me ha hecho ver que si te hubiese dado a elegir, tú me habrías elegido a mí por encima de todo y de todos: de la organización, de la lucha contra el bioterrorismo, de todo... Y que eso no sería justo para ti, para mí ni para nadie...

Lo apretó cariñosa con más fuerza cuando él se giró para mirarla fingiendo cierto reproche.

—¿Qué pasa, que en esta familia es imposible tener secretos? —se lamentó guiñándole un ojo.

—Tú has hecho por mí algo que mis padres jamás hicieron: no hacer nada que me ponga en peligro —argumentó muy seria—. Ellos antepusieron sus trabajos, sus investigaciones, a mi bienestar. Tú eres mi único padre, Leon, y siempre lo serás.

El rubio la estrechó en sus brazos enternecido.

—No me traigas a casa un nieto todavía, chiquilla —le pidió fingiendo estar regañándola—, ese chaval que te has echado por novio tiene mucho que explicar aún, y tu tío Chris y yo no le daremos nuestra aprobación hasta que estemos seguros de que te merece.

Hizo un gesto con la mano haciendo ver que la estaría vigilando como un halcón y ella rió divertida y se abrazó a él mimosa.

—Sé que Jake te gustará, es tan cabezota como tú —le aseguró y le dio un beso en la mejilla.

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