Aquella mañana, la prueba física iba a consistir en intentar dejar fuera de combate a los instructores: veinte agentes contra sólo dos. Y, aun así, los pobres agentes estaban más nerviosos que si tuviesen que pedir una cita al amor de su vida por primera vez siendo unos niños.
Leon aguardaba en silencio con la espalda apoyada en la pared tranquilamente, y cuando Chris entró en el gimnasio le dedicó una sonrisa torcida.
—Qué mala es la tensión sexual no resuelta —susurró a su oído de un modo malvado nada más lo tuvo a su lado.
—Que te lo digan a ti —el capitán gruñó con malos modos.
Para sorpresa de todos, el agente del Servicio Secreto empezó a reír divertido, algo que aún los puso más nerviosos. Los dos hombres se pusieron uno al lado del otro, espalda contra espalda, e hicieron gestos con la mano a sus alumnos para que atacasen sonriéndoles arrogantes.
Veinte minutos después, los veinte agentes yacían despatarrados en el suelo sin aliento y quejándose maltrechos.
—A partir de mañana, sesión intensa e intensiva de entrenamiento —Chris anunció sin piedad.
Todos maldijeron por lo bajo incapaces de aceptar su maldita suerte.
—Pero antes, esta noche Kennedy nos va a pagar unas rondas —afirmó mirando al rubio con malicia, quien ni se inmutó.
Hubo murmullos de asombro entre los agentes.
—¿Y eso? —una agente se atrevió a preguntar tras ponerse en pie con orgullo.
—Me caso —el aludido dijo sin más.
—¿Casarte, con quién? —uno de los compañeros de la chica preguntó sin pensar, y luego se arrepintió avergonzado.
—Con su hermana.
Ninguno de los presentes fue capaz de abrir la boca, imaginando con miedo cómo sería el entrenamiento teniéndolos como cuñados, si ya eran brutales siendo tan sólo compañeros.
Indiferente, Leon palmeó la espalda de Chris en un gesto amistoso y se largó hacia las duchas.
Diez minutos después, ambos coincidieron en los vestuarios. Leon estaba terminando de vestirse y el capitán entró envuelto en una toalla.
—Disfrutas acojonándolos —el moreno le dijo mirándolo divertido.
—El miedo puede llegar a ser nuestro mejor aliado, bien que lo sabes. Si lo dominan y lo doman a su antojo, puede salvarles la vida. Y si no es así, puede llegar a ser la causa de su muerte. No quiero muertos en mi unidad, Chris —él respondió con mirada penetrante.
—Eso, no vas a poder evitarlo —afirmó del mismo modo.
—Lo sé. Estos están más verdes que los ajos aun siendo agentes con experiencia, y este próximo lunes los pondremos a prueba durante una misión real. Esto no es una guardería —dejó claro, cogió su mochila y caminó hacia la puerta.
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𝓔𝓝 𝓜𝓘𝓢 𝓢𝓤𝓔Ñ𝓞𝓢
FanficClaire Redfield vive obsesionada por dos frases: una pronunciada por una mujer exuberante perteneciente a los SWAT y la otra por el hombre a quien ama en secreto desde hace siete años. "¿Podríamos volver a hacer submarinismo juntos?" "Será un pla...