- ¿Qué quieres? - Después de unos segundos de silencio, Joaquín por fin se atrevió a sacar la voz. Intentó sonar tosco y cortante, a pesar de que una indeseable angustia lo invadía al oír a la rizada.
- ¿Cuánto pensaste que tardaría en reconocerte y saber que eras tú? - Seidy se escuchaba tan apática cómo siempre.
- No te entiendo...-
- Me refiero a que... Ahora que eres un gordo rehabilitado, pensabas que no me daría cuenta que eras el mismo odioso Joaquín de la escuela
- En realidad Seidy, que tú me reconocieras ó no, es algo que me tiene sin ningún cuidado
- ¿Y porqué has vuelto? - La mujer levantó un poco más su tono de voz.
- ¿Volver?... ¿Qué insinúas?
- Me vas a decir que no has regresado a mi vida para querer vengarte...-
- ¿Vengarme?, ¿y de qué?, ¿acaso me hiciste algo malo?... Oh ya lo recuerdo y recuerdo también que siempre fuiste una zorra arribista, que no le importó engañar a Emilio para poder vivir de su dinero...
- Entonces lo reconoces... Has vuelto para vengarte y contarle la verdad al estúpido de Emilio...
- ¿PERDÓN? - Joaquín sintió que su sangre hervía al escuchar cómo la rizada se refería con respecto a Emilio; quería gritarle y olvidarse de que era una mujer y llenarla de insultos. Realmente la odiaba.
Pero tenía que contenerse, necesitaba encontrar la manera de bajarle el perfil a la situación. No, no podía arriesgarse y poner en evidencia sus sentimientos hacía su jefe; sin duda eso complicaría todo.
- Lo lamento Seidy, pero te equivocas; yo no he vuelto, ni vivo del pasado... El hecho de que esté trabajando con Emilio, no es más que una simple coincidencia - fingir no le resultaba para nada fácil, sin embargo se oía bastante convincente.
- Déjame dudar... Siempre fuiste un psicópata entrometido, siempre pendiente de mí, ¿acaso te gustaba? - la soberbia y altanería de la mujer eran realmente increíbles; y nada más alejado de la realidad.
Joaquín rió por lo bajo mientras negaba con la cabeza.
- Ohhh vaya que no querida, no me van las zorras de tu tipo
- Me alegro, porque jamás tendrías oportunidad de estar con una mujer cómo yo, no tienes los huevos...-
- Créeme que tomo eso cómo un cumplido... Y si eso fué todo, el placer ha sido sólo tuyo...
- No tan rápido... Yo llamaba para comentarte algo
- Habla - Joaquín no podía esconder la terrible rabia que parecía crecer a cada instante, con el simple hecho de escuchar a la rizada.
- Por casualidad ayer, registrando en mi antiguo correo... He encontrado unas lindas fotos tuyas, pensé en compartirlas en algún programa de cocina dónde enseñen cómo preparar cerdo asado
Una risa llena de crueldad y odio se pudo escuchar a través de la línea y Joaquín sintió cómo su pulso comenzaba a acelerarse y marcarse sobre su garganta.
Tras un silencio de varios segundos, el castaño pudo encontrar algo de valor para responder. Es que no, Joaquín simplemente no podía permitir que un ser humano carente de todo sentimiento y bondad viniera nuevamente a destrozar su vida; mucho menos ahora que el amor de Emilio estaba de su lado.
- Haz lo que quieras con ellas, hace mucho que esas fotos dejaron de ser importantes en mi vida...
- ¿Enserio Joaquín?, ¿de verdad no te gustaría que mi esposo y tus amigos te vieran revolcándote desnudo en el barro cómo un inmundo cerdo?
ESTÁS LEYENDO
30 Días Para Ser Infiel // Adaptación Emiliaco
AcakEmilio Osorio, reconocido periodista de 30 años, aparenta tener la vida perfecta; una bella esposa y una adorable hija. Debido a la Pandemia y su importante cargo cómo jefe de edición en un reconocido periódico de la CDMX, se le solicita que realice...