30 Días Para Ser Infiel // Adaptación Emiliaco

Día 30 - Final

Polo pasó rápidamente por una de las pocas cafeterías que estaban atendiendo con sistema de retiro y reparto en la CDMX. Pidió tres capuchinos, y al subir a su auto los acomodó en el asiento del copiloto antes de redirigir la ruta a MX Times.

Iba con un temperamento especialmente alegre, cantando a todo pulmón la canción que sonaba en la radio; Bad romance, de Lady Gaga. No podía evitar sentirse muy emocionado por aquel día en el que al terminar su jornada de trabajo, se iría con Emilio y Joaquín cómo sus nuevos compañeros de piso. Al llegar a su destino se vió algo sorprendido al ver que la cantidad de autos que aparcaban fuera del edificio era mucho mayor que el día anterior. Maldecía internamente a quién fuera el conductor de un Jeep color azul, por haber ocupado su puesto habitual.

Delante del mismo Jeep azul quedaba un pequeño espacio y el ojiazul sobrevalorando sus aptitudes cómo conductor, creyó que su camioneta cavería perfectamente en aquel lugar.

Seguía cantando alegremente mientras miraba por el espejo retrovisor, hasta que de pronto un pequeño golpe lo hizo enmudecer.

- ¡Mierda! - exclamó cuándo cayó en cuenta que había golpeado el Jeep.

Miró a todos lados para verificar que nadie hubiera visto el pequeño incidente; y tras no ver a ninguna persona alrededor, tomó la bandeja con los tres cafés y descendió del auto. Con algo de suerte, el estúpido conductor roba puestos, no notaría lo que sería una pequeña abolladura.

Caminó rápidamente a la entrada, mirando hacía todas partes, sintiéndose bastante paranoico de que pudiera haber alguien por ahí observándolo. Fué entonces cuándo el segundo incidente ocurrió.

- ¡Mierda!... ¡Fíjate por dónde caminas, idiota!

- ¡Ohhh Dios!... Lo siento, lo siento, en verdad no ha sido mi intención - Polo por ir mirando hacía atrás, ha dado un giro justo en la entrada del edificio del periódico y sin darse cuenta ha golpeado a un chico que estaba allí parado fumando un cigarrillo, derramando el contenido de uno de los cafés sobre éste.

- Bueno, no pasa nada... Pero intenta tener más cuidado para la próxima - el chico pareció calmarse rápidamente, su rostro denotaba algo de preocupación y nerviosismo. Rápidamente se sacó el Jersey que había quedado empapado de café y siguió ahí de pié cómo si nada hubiera pasado.

- En verdad amigo, lo lamento mucho, soy un completo tonto... Yo, yo venía distraído...- Polo de pronto comenzó a tartamudear; se quedó viendo el rostro y la actitud misteriosa de aquel desconocido e inevitablemente se sintió algo atraído por él.

"Oh vaya, cupido si actúa cómo en las películas de adolescentes", el irlandés pensó para sí mismo, luego de la escena tan cliché que había vivido.

- Tranquilo, a cualquiera le puede pasar...- el desconocido habló con suavidad, intentando bajarle el perfil a la situación; completamente ajeno a la actitud embobada que tenía el ojiazul.

- Gracias por tu comprensión...-  Polo de pronto se quedaba sin ideas de cómo continuar con la conversación, y realmente estaba muy interesado a que aquel inesperado encuentro no terminara tan rápido - disculpa, ¿Cuál es tu nombre?

- Soy Diego... Diego Valdes - el ojimarron respondió mirando hacía el interior del edificio, continuando con su actitud nerviosa, mientras daba otra profunda calada a su cigarrillo.

- Diego...- el ojiazul repitió el nombre lentamente cómo saboreando cada letra. - bueno Diego, yo soy Polo... Me gustaría invitarte un café, más tarde ó cuándo tú quieras... En Irlanda es una tradición importante invitar a salir a una persona cuándo le has dado vuelta un líquido encima, cómo forma de compensar el daño, y yo, yo soy muy respetuoso de mi cultura...