Parte 2

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Nota: a Yeonjun le dicen "Y"

Tiene que haber algún error.

Me quedo congelado, mirando fijamente, buscando algo, cualquier cosa, que demuestre que el hombre al otro lado de la habitación no es Red, pero no encuentro nada.

No es un truco.

Está aquí.

Y joder, ha crecido bien.

La última vez que vi a Red, era un adolescente escuálido con el pelo suelto, la mandíbula manchada de acné y unos palos en lugar de brazos y piernas. Un tipo de Justin Bieber sucio. Lindo, pero no guapo.

El tipo de mierdecilla que te encontrarías fumando hierba detrás de los contenedores del instituto durante el almuerzo, con un Capri Sun arrugado a sus pies.

A mí, cuando era adolescente, me parecía muy follable, pero el Red que conocí entonces no tiene nada que ver con el hombre en el que se ha convertido.

El que está sentado al otro lado de la habitación, comiéndome con los ojos como si pensara exactamente lo mismo de mí.

Nada en el Red adulto es escaso. Sus brazos, antes delgados como palos, están llenos de músculos, y aunque el resto de su cuerpo está oculto tras una camiseta artísticamente desgastada y unos vaqueros raídos, tengo la clara impresión de que no hay una sola parte de él que no parezca haber sido sacada de las páginas de una de las revistas de arte más cachondas de Taehyun.

El hombre es como una escultura viviente.

El sueño húmedo de un artista del Renacimiento.

Piel clara y brillante. Una fuerte línea de la mandíbula sombreada. Ojos brillantes. Incluso su pelo es perfecto. Tiene la misma longitud que tenía en el instituto, pero Red se ha deshecho de la plancha y la laca para conseguir un aspecto más natural. Ahora se riza, sin llegar a formar tirabuzones, pero no lo suficientemente suelto como para considerarlo ondulado. Totalmente hermoso. Desordenado, pero cuidado. El mismo color castaño de siempre: marrón en las sombras, pero iluminado con matices cobrizos cuando el sol le da de lleno.

Mis dedos se mueven.

Se preguntan si todavía es suave.

Antes de perderme por completo en la fantasía, Red levanta la mirada y me mira a los ojos.

—Hola, Y. —Lo dice como si no fuera gran cosa, inclinándose hacia atrás para pasar despreocupadamente un brazo por encima de la silla desocupada que está a su lado—. ¿Qué tal?

Sus labios se mueven como si le divirtiera verme, y de ese modo me veo transportado a nuestro primer año, con la mano de Red en la mía, los dos corriendo para escondernos detrás de una fila de taquillas independientes en un rincón olvidado del vestuario del gimnasio antes de que los otros chicos se den cuenta de que nos hemos ido.

En cuanto estamos a salvo, Red me toca el brazo.

Me detengo.

Me giro.

Me muestra esa sonrisa tan fácil y carismática y me apoya contra la taquilla más cercana, con los puños apretados en mi camiseta y fuego en los ojos.

—Tranquilo, Y—susurra mientras mete su rodilla entre mis piernas, nuestros cuerpos cerca, pero nuestros labios más cerca. Tan cerca que siento que habla—. Si te callas, no nos encontrarán. —Una de sus manos recorre mi pecho y juega con la cintura de mis pantalones—. No quieres que nos encuentren, ¿verdad?

Los labios de Red se mueven.

Me mira a los ojos mientras se burla de mis calzoncillos.

—¿Hola? —Red, el hombre, no el recuerdo, arquea una ceja—. ¿Y? ¿Estás ahí?

HellFire 《Yeongyu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora