Prólogo

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¡Hola! Mi nombre es Marinette, soy una chica normal con una vida normal, pero en mí, hay algo que nadie sabe, es mi secreto.

Era broma. Lo siento, demasiado miraculous.

Mi nombre es Olivia Monroe, tengo dieciocho años y en unas semanas me graduaré, en este momento me encontraba con mis amigos en un café, usualmente íbamos a un bar, pero no queríamos alcohol esta noche, solo esta noche.

Estaba revisando Instagram y me encontré con unas fotos de un rubio, sonreí y le di like.

Si señores, soy potterhead y estoy obsesionada con Draco Malfoy.

Hace años descubrí los maravillosos libros de Rowling que me indujeron en el mundo de la lectura, apreciaba eso, esa saga se había ganado gran parte de mi corazón al igual que los personajes.

Debo decir que tengo preferencia por uno, Ginny Weasley.

Simplemente, es asombrosa, su personalidad, su carácter y su cabello, Dios amo su cabello, es tan simpática y tan valiente y sin miedo de decir lo que piensa, esas cualidades me cambiaron por completo.

Ginny fue por mucho tiempo mi ejemplo a seguir, yo era una persona muy callada y súper tímida, y cambié, con ayuda de mi familia y aprendí a soltarme más y que no me importe el que piense la gente. Prácticamente Ginny fue algo así como mi inspiración para ello.

Sí, un personaje fue mi motivación para ello, ¿Quién lo diría?

Me llegó un mensaje de mi hermana, me pedía que le llevara algo y  claramente acepté, ella y las otras dos eran mi adoración. Yo era la mayor de las cuatro, una tenía 15, otra 13 y la más pequeña tenía 7. Éramos muy unidas y si, peleábamos a veces, como todos los hermanos, pero era parte de nuestra amistad.

Mis padres nos amaban y teníamos una muy fuerte relación, siempre asegurándose de que no nos faltara nada, enserio los amo, no sé qué sería de mi vida sin ellos.

Mi mejor amiga, Alya, me aviso que ya nos íbamos, tomé mis cosas y me levanté del cómodo asiento, pedí 3 donas para mis hermanas, lo pagué y salí del moderno café encontrando a mis amigos afuera y empezamos el trayecto a mi casa.

Sin saber lo que pasaría a continuación.

Pude ver a Alya viendo de reojo a nuestro amigo, la abracé por los hombros y nos aparté del grupito, yendo atrás de ellos.

—Deberías decirle... Creo que es muy obvio y si no le dices tú, él se dará cuenta por sí mismo y por supuesto que tu discreción ayuda bastante —Comenté animándola con una sonrisa divertida.

Ella asintió considerándolo.

—Tienes razón, debo trabajar mi disimulo porque ya me estoy pareciendo a Niall Horan —sonrió en grande.

Reí apoyándome en su hombro hasta que giré a mi derecha y vi un auto acercándose con velocidad. Alya parecía en shock por lo que la empujé fuera de la pista mas no me dio tiempo de salvarme a mí misma.

Pude sentir el gran peso de las ruedas corriendo sobre mi cuerpo y a mis huesos quebrándose, vislumbré borrosamente como mis amigos se acercaban gritando hacia mí. No podía moverme, no podía hablar, la respiración me faltaba. Tenía miedo, mucho miedo, no podía dejar esta vida, no aún, pero al parecer el destino tenía otros planes. Pude sentir gotas de lágrimas cayendo sobre mi rostro, no eran mías, eran de mis amigos, reuní las únicas fuerzas que tenía y hablé.

—Mi escritorio...—escupí sangre, realmente me sentía mal,— tercer...—tosí mientras trataba de agarrar aire, pero era inútil —tercer cajón. —Indiqué mientras veía con debilidad las manos ensangrentadas de Alya por tocar mi abdomen mientras ella me miraba con temor, ya sabía lo que se venía, todos lo sabían, pero no querían aceptarlo. Me siento protagonista de una película dramática.

¿¡Soy Ginny Weasley!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora