Cápitulo V: Memorias

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Me despierto con ese horroroso sonido de despertador que lleva levantandome casi toda mi vida, la verdad nos sería mal momento para cambiarlo, pero es el único sonido que me despierta. Con su beep beep ¡BEEP!


Otra cosa que no estaría mal sería arreglar un poco mi cuarto, mi tio ha tratado de convencerme para contratar a alguien que se encargue de la limpieza de el departamento. No es nescesario ya que aquí la mayoría del tiempo soy yo la que habita y todo lo que tiro lo levanto, bueno a excepción de mi cuarto.


Hoy llega mi tio de su viaje de negocios.


Me levanto y me pongo unos lentes de pasta gruesa que me compre para no tener siempe puestos los lentes de contacto y decido ponerme a limpiar mi cuarto, es una rutina rara lo que le pasa, digamos que lo arreglo y después conforme avanza la semana se va acumulando toda la ropa sucia, envolturas de papitas y dulces, latas, toda la porquería que puede acumular un adolescente en desarrollo.


No puedo creer que nadie se enteró de mi experiencia, no nescesito poderes para que nadie se de cuenta de que no estoy, quiero decir ya lo hacía hace tiempo. En fin creo que las cosas están mejor así, prefiero no tener a nadie que se preocupe y llamé a la policía cada vez que desaparezco por unos dias. Algunas veces me iba de viaje mientras mi tio no estába, aunque ya no lo hago.


El departamento es un lugar confortante, aunque demasiado lujoso para mi gusto. Lleno de lo mejor en aparatos electrodomésticos, sillones cubiertos de terciopelo negro, y siempre tan reluciente con colores metálicos y suelo de baldosas de marmol color rosa pálido.


Todavía en pijama (que solo consiste en una camiseta larga que me gane comiendo alitas, y un short corto) me dirijo a la cocina y saco los huevos, el tocino y unas fresas. Pongo una mezcla de americano en la cafetera y pongo a preparar mi desayuno.


En lo que se cosen los huevos y el tocino, me pongo a pensar en lo que tuve que madurar para poder atenderme. Cuando era pequeña siempre mi tio contratába a niñeras pero llegó un momento en el que ya no las ocupaba y aprendí a cocinar y cuidarme por mi sola.


Nos hemos mudado mi tio y yo solo tres veces. Viví en Inglaterra, Florida y ahora en San Fransisco mi lugar de origen en realidad es Manhatan pero con la muerte de mis padres me tuve que mudar por el trabajo de mi tio. Pero ahora mi tio dice que no nos mudaremos en largo tiempo ya que el puede viajar a donde lo llamen y yo puedo vivir y estudiar la escuela normalmente. Bueno hasta que me pasó este "accidente".


Los huevos y el tocino ya están listos y los pongo en un plato de la extensa vajilla que tenemos, también me sirvo una taza de café humeante, limpio algunas fresas y disfruto de mi desayuno. Después de esto me lavo los dientes, me dirijo a la ducha y me doy una refrescante. El baño no se salvó de las decoraciones y cosas de alto nivel, de hecho podría ser otra casa, bueno no tanto así, pero si es muy grande, con espacio suficiente para una tina y de sobra.


Muchos compañeros se morirían de la envidia pero no soy del tipo de personas a las que les guste lucir lo que tienen, a veces me da risa el como mis compañeras lucen su nuevo celular o computadora, cuando yo ya tengo el siguiente modelo; Sin embargo no uso del todo los bolsos que me trae mi tio, ni tampoco la linea de maquillaje o zapatos, como tengo dinero no se me hace difícil el hacer los conjuntos que yo quiera, los cuales dependen solo de jeans, shorts, camisetas normales, tenis y unos que otros vestidos y tacones.

Anomaly GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora