Capítulo 5

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Al día siguiente...

-Atenea amaneció abrazada de su hermano Finn y en un sillón se encontraba Klaus durmiendo, eso le alegro el corazón, después de lo que paso anoche, agradecía tener a sus hermanos. Solo se lamentaba que estuvieran exactamente ahí, es decir, si se encontraban con ella era porque otra vez tuvo uno de esos ataques durmiendo y que preocupaba mucho a sus hermanos. Poco a poco se fue deshaciendo del agarre de Finn, busco algo de ropa para ir a correr, eso podía distraerla. Iba bajando las escaleras y estaba a punto de abrir la puerta y entonces escucho una vez-.

Rebekah: No pensabas irte sin mi, ¿verdad?

Atenea: Hermana, ¿qué haces despierta tan temprano?

Rebekah: Te acompañare a correr, obviamente.

Atenea: Si es por lo de anoche, no es necesario, de verdad. -Le dio una sonrisa linda-.

Rebekah: Solo quiero seguir en forma, ya sabes. -Le lanzo una sonrisa coqueta-.

Atenea: Por Dios, eres mala mintiendo. Tienes un cuerpo espectacular.

Rebekah: Tenemos, linda. Vamos antes de que se aclare.

Atenea: -Sonrió sinceramente-. De acuerdo, vayamos...

-Un par de horas más tarde, se encontraban en un pequeño restaurante de desayunos para comer algo antes de regresar a casa, lo que ninguna de las dos Mikaelson se imagino fue encontrar a Marcel, Atenea se había olvidado por completo de que se veían todos los días después de correr, Rebekah no sabía esto así que estaba sorprendida y de igual manera Marcel-.

Marcel: -Tenía una gran sonrisa, había prometido olvidar lo que paso la anoche anterior y entonces su vista se enfoco en Rebekah-. Pero que tenemos aquí, a la barbie vampiro original. -Tomo su mano y la beso-.

Rebekah: Dios, no me llames así.

Atenea: Hola Marcellus, es agradable verte otra vez.

Marcel: Hola madre, estoy aquí como todos los días.

Rebekah: ¿Ustedes se ven todos los días?

Marcel: Obviamente, ¿por qué crees que llega tarde? -Le mostro una sonrisa coqueta y se perdió en el momento en que vio a una persona entrar por la puerta-.

Finn: Bueno bueno, que agradable sorpresa Marcellus.

Atenea: -Se levanto y lo abrazo-. Hermano, estas aquí, ¿cómo lo supiste?

Finn: Tengo contactos linda.

Atenea: -Se rio-. Claro que si.

Marcel: ¿Qué haces aquí?

Finn: ¿Es así como le hablas a tu tío, niño?

Atenea: -Vio que el ambiente había cambiado-. Yo lo llame.

Marcel: -La regreso a ver con una mirada dolida-. ¿Qué es lo que están tratando de hacer?

Atenea: Solo quiero a mi familia unida otra vez, Marcellus. El es parte de ella y tu también.

Marcel: Lamento discernir, pero no deben de estar aquí. Acepto a un Mikaelson, por mucho a dos, pero no a todo el clan. Esta es mi maldita ciudad, madre.

Atenea: ¡Es suficiente, Marcellus!. Mis hermanos y yo podemos ir a donde deseemos y no tenemos que darte explicaciones.

Marcel: En cualquier otra ciudad, pero aquí no. Todos deben de irse para el anochecer, sino tendré que tomar medidas extremas.

Finn: ¿Qué medidas?, recuérdame, por favor. Que no se te olvide que somos inmortales y no existe nada en el mundo que nos pueda detener, no más.

Marcel: Lamento llevarte la contraria, pero si existe algo. Las dagas, ¿las recuerdas?

Por Siempre y Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora