Tened cuidado con el brujo que habita en las profundidades del bosque, habrá de arrancarte el corazón y comérselo ante tus mismísimos ojos.
Luzu pensaba que la gente era, por lo general, muy pero que muy idiota. Haberse apartado de la sociedad (siempre tan pendiente de cada uno de sus movimientos) la mejor decisión que jamás hubiese tomado; incluso si su territorio era invadido una y otra vez por personas morbosas, que se autoproclamaban valientes por realizar dicha hazaña.
Ahora tenía la comprobación de sus sospechas personificado frente suyo, con un gesto ligeramente apenado y una sonrisa tensa.
—Soy Sapo Peta y he venido por pedido de los habitantes de Karmaland —inició con un tono de voz que le resultó petulante y, por lo mismo, tremendamente agobiante. Luzu tuvo que contener las ganas de rodar sus ojos y un bufido aburrido—, pues hay rumores de-
—Un brujo come-gente, que maldigo a todo quien pise mi territorio, sí. Bueno, cuando se os ocurra algo más creativo, puede venir a buscarme sin problemas, hombre que peta sapos.
Cerró su puerta y se adentró en su hogar sin prestar atención a los ligeros pero resonantes golpes que se ejercían desde afuera. No tenía tiempo para este tipo de cosas, mucho menos cuando debía de salir para conseguir materiales esenciales para el elixir que estaba planeando desde hace semanas.
De uno de sus cofres, extrajo una poción de invisibilidad, que tomó sin mucho contratiempo ni prestándole atención al sabor amargo que tenía. Una vez estuvo seguro de que funcionaba sin complicaciones, como era el estándar, tomó su mochila cargada de todo lo que podría necesitar y salió por una puerta lateral de su hogar.
Pasó por delante, solo para llevarse una silenciosa risa al ver al sujeto esperando el tiempo adecuado para volver a tocar su puerta, parecía un hombre de paciencia. Pensó que era sumamente estúpido que decidiría perder su tiempo de esa forma. Otro idiota.
Siguió su camino, enfocado en la dirección que tomaría.
—¡Ah!, conque ahí estabas.
Luzu se sobresaltó, girando de inmediato en su sitio. Sapo Peta caminaba hacia él, deteniéndose solo a unos cuantos pasos de invadir su espacio personal, no tenía sentido.
Resultaba que el hombre no era un humano cualquiera, era un druida de reconocimiento celestial que había arribado poco tiempo atrás a esas tierras (motivo por el cual aún sabía de su existencia, habían pasado semanas ya desde la última interacción de Luzu con alguno de los héroes).
Pese a que sintió que debía ser más cuidadoso alrededor de este, su curiosidad lo motivó más bien a lo contrario.
Ese primer día, si bien el que venía a encarar al otro era Sapo Peta, Luzu fue quien guió de manera sutil su conversación para adquirir diversa información del druida (el que pareció no tener la menor idea de cuáles eran sus intenciones, pues siempre respondía con una sonrisa y de forma amable).
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'Second chances' ft. Luzupeta [OS & drabbles]
Fiksi Penggemar[🌿] Porque ellos merecen ser felices, encontraré maneras de que lo sean a mano propia.