1 "El comienzo de todo"

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El comedor estaba lleno de gente como era costumbre, con la excepción de que faltaba Clifford, el mayor de todos. El lugar del pelirrojo en la mesa, estaba vacío. No solamente faltaba él, si no que Hermione también.

- ¿A qué hora llegaste anoche? - Gladys miró a su esposo - no te sentí cuando te acostaste

- Llegué tarde, tuve que ir a la empresa a hacer unos trámites - respondió sin mirar a su mujer

- ¿Alguien de ustedes ha visto a mi papá? - preguntó Cheryl

- Tu padre no llegó anoche, desde que salimos del evento que no sé nada de él

- ¿No lo has buscado, mamá? Papá siempre llega - se movió un poco en su lugar cuando sintió la mano de su prima, tocar su entrepierna

- Estoy segura que tiene una amante

- Tía, ¿Por qué mejor no desayunamos tranquilos? - propuso Betty

- Papá, ¿Hermione no va a bajar?

- ¿Dónde está mi mamá?

- No se ha sentido bien con el embarazo, no sé si vaya a bajar, pero si no lo hace le subiré su desayuno

Los dos adolescentes se miraron y pusieron los ojos en blanco. Estaban cansados de tantos tratamientos de fertilidad a los que Hermione se había sometido, porque tenían que soportar sus cambios de humor. No era que no quisieran un hermano, simplemente estaban cansados de la obsesión de la mujer por tener un hijo.

- ¿Por qué tan callada, Alice? - Gladys miró a la mujer rubia que estaba sentada enfrente

- Estoy pensando que tengo mucho trabajo, lo comprenderías si trabajaras, pero como no lo haces

- Alice - Hal puso su mano en la pierna de su esposa

- ¿A qué hora llegaron anoche? Cuando llegué la casa estaba vacía, solo estaba Betty- Juguead llenó su boca de comida

- Desayunemos tranquilos, por favor - pidió amablemente Tom

Hermione bajó las escaleras aún mareada, se veía transparente y fue algo que todos notaron, pero sabían que se debía al embarazo y tanto tratamiento que había probado. Este era su cuarto intento por tener un hijo, pues ya había sufrido tres abortos.

- ¿Te sientes bien? - Fred se levantó y jaló la silla para que ella pudiera sentarse

- Si - tomó asiento - buenos días, perdón por la tardanza

- Lo importante es que descanses - dijo Sierra y Hermione le dedicó una sonrisa

- ¿Segura que estás bien? - preguntó FP

- Si, gracias por preocuparte

Ya nadie dijo palabra alguna, solo se dedicaron a comer y mirarse los unos a otros, mientras estaban pensando en la noche anterior.

No había ruido, más que el de los cubiertos, vasos, etc.

- Señora Penélope

- ¿Si?

- Hay unos oficiales que quieren hablar con usted - la pelirroja la miró expectante - se trata del señor Clifford, no me dijeron más

- Gracias, puedes retirarte y diles que en un segundo voy - miró a sus hijos - terminen de desayunar, voy a ver en qué lío se metió su padre

- ¿Quieres que te acompañe? - ofreció amablemente Sierra

- Gracias por tu ofrecimiento pero solo hablaré con ellos. Si llego a necesitarte te hablaré

IMPERIO DE MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora