Cap 23: Fiestas Patrias

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En Chile las Fiestas Patrias, son una celebración nacional, son dos días feriados. El 18 de septiembre que se conmemora "La primera junta de gobierno" que sentó las bases para nuestra independencia y el 19 de septiembre que se celebran "Las Glorias del Ejército". Pero como a los chilenos nos gusta tanto, "el carrete", nunca lo celebramos dos días, comúnmente son cuatro, entonces si caen fin de semana, se crean "días feriados", para continuar "carreteando". Se realizan "fondas o ramadas" y todo el mundo come asado, empanadas, mote con huesillo, brochetas de carne, manzanas confitadas y "terremotos".

Para este 18 de septiembre, estuvimos en casa, pero vino mi suegra, uno de mis hijos: Daniel, está de cumple el 16, y ella lo adora. La señora no es santo de mi devoción, tenemos una relación de amor y odio.

Después de todo la conozco hace 30 años, le digo tía y aunque tenemos muchas diferencias de opinión y a veces parece que me odiara. Habla mal de mí, me detesta por casarme con su hijo, habiendo tenido dos hijos antes y no pierde oportunidad de molestarme, y si es delante de alguien, mejor. Pero a pesar de eso, siempre he tratado de ver el lado bueno de la gente y debo resaltar que ella ama a sus nietos, los consiente y cocina rico, creo que mejor que mi madre (espero que ella no lea esto nunca).

Bueno, esa vez, hicimos empanadas de pino, mi marido hizo el asado con mi hijo mayor. Esas eran una de las pocas veces que los veía juntos pasando un buen momento. Fue un lindo día, todo estuvo tranquilo, comimos en la terraza, nos bañamos en la piscina, escuchamos música.

Me sumergí en mis pensamientos, disfrutaba mucho la vida familiar, en ese momento como cuando tenía ratos de ocio en casa. Me sentaba en el patio, a verlos correr, o tiraba una manta al pasto para leer algo y en un rato tenía a todos mis hijos encima o alrededor mío, "regaloneando". Me gustaba ver a mis hijos felices, disfrutar su casa, correr por el pasto, que el perro los persiguiera, saltar en la cama elástica, o jugar en la casa en el árbol, que en realidad era más sueño mío y de mi marido que de ellos, incluso tenía una tirolesa, con la que podías llegar hasta la piscina. Me alegraba el alma escuchar sus risas. De repente mi marido me sacó de mi ensueño y me dijo: "¿Bailamos?" De fondo sonaba "La Consentida" mi cueca favorita...

Y bueno, ninguno era muy diestro en ese baile, pero yo había tomado un curso de cueca el año anterior en mi trabajo, así que me defendía. Y mientras coqueteaba con mi marido zapateando la cueca, Mi General se "coló" en mis pensamientos y comencé a verlo ahí conmigo, veía su tierna mirada y su hermosa sonrisa, cuando terminó la cueca mi marido me abrazó, me tiró hacia atrás y me besó. Se acercó a mi oreja y me dijo: "Te amo amor, compré tu torta favorita de postre".

Le contesté: "¡Que lindo eres!, muchas gracias, amor". Debo confesar que los pasteles son mi debilidad, amo la torta de panqueque de naranja de la cafetería Tavelli. Incluso cuando estaba embarazada de mi cuarto hijo, estaba con muy bajo peso y mi marido consiguió que subiera al peso adecuado a punta de tortas de panqueques de naranja. Llevo comiéndola por años... Con ese regalo perdono todo y no le doy a nadie, jejeje.

Pero su ternura, su cambio conmigo ahora, en este momento, más que hacerme sentir feliz, me hacía sentir culpa. "¿Por qué tuvo que esperar tanto para ser un buen marido?" Aunque el cambio no era completo, se estaba notando su intención, aún no dormíamos juntos toda la noche, aún me iba yo a la cama y él a tomar cerveza y comer jamón serrano mientras miraba sus "monos chinos" y esperaba que me durmiera. Y es que aún teníamos temas pendientes. Y a la más mínima diferencia de opinión, uno de los dos estallaba, éramos como una bomba de tiempo. Y es que fue mucho tiempo que junté rencor hacia él, por el trato a mis hijos y hacía mí y ahora me cambiaba el panorama, cuando mi corazón, había dicho: "¡No más!"

Por otro lado, con Mi General nos habíamos hablado por WhatsApp todo el día, nos enviamos fotos. De hecho ese día me envío una foto vestido de huaso, con una camisa a cuadrillé rojo y azul y con una "chupalla". Nos contábamos a cada rato lo que hacíamos, con quién hablaba, si bailaba, si tomaba vino, quién y qué cocinaba, sin embargo, no era suficiente, yo quería estar con él. No quería seguir perdiéndome las fechas importantes, sin estar a su lado, esto de ser amantes, me estaba cansado...

Mi GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora