Capítulo 2 - Un nuevo comienzo.

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Jiang Cheng sintió todo el cuerpo frío y adormecido de golpe. Las entrañas en su cuerpo se revolvían más de lo mínimamente normal para un ser humano y sus manos se apretaron fuertemente contra la madera de la mesa.

«Maldita sea» resonó en su cabeza una y otra vez.

El líder de la secta Yunmeng Jiang pensó que ni ser apuñalado se sentía ni la mitad de incómodo de lo que estaba experimentando en aquellos momentos. Jiang Cheng apartó la mirada con brusquedad buscando una forma creíble de retractarse de sus incoherentes palabras.

Sin embargo, solo sonrió.

Jiang Cheng estaba seguro de que su tonta sonrisa forzada fue la del más grande idiota del planeta. Todo eso, todos esos reflejos involuntarios y torpes seguramente eran el nerviosismo vivo hablando por él a través de sus extrañas expresiones faciales.

Para Jiang Cheng sus palabras no podían sonar más falsas y ridículas.

¿Qué demonios había dicho? ¿Qué demonios se le pasó por la cabeza para decirle eso a una persona que había perdido la memoria?

¿En qué tipo de escoria lo convertía un acto tan desleal y patético hacia el primer jade?

Era solo un mal chiste, una burla, y como tal, Jiang Cheng esperó nervioso que luego de la sorpresa del primer jade de Lan este soltara una sutil sonrisa y se riera de lo que había dicho.

Sin embargo, incrementando la incertidumbre de Jiang Cheng, la tan esperada risa jamás resonó en la habitación.

Lan Xichen solo abrió los ojos y mantuvo su mirada por unos instantes sobre su invitado dándole otro severo dolor de estómago en forma de puntadas al líder de la secta Yunmeng Jiang.

Jiang Cheng no entendía por qué demonios Lan Xichen no se estaba riendo a carcajadas de él. Trató de respirar, pero se sintió totalmente ahogado mientras apretaba los dedos contra las telas de su ropa.

El mayor quien parecía inusualmente más tranquilo que Jiang Cheng golpeó ligeramente la mesa con uno de sus dedos un par de veces antes de por fin decir algo ante la revelación de Jiang Cheng.

—Quiere decir que nosotros dos éramos... ¿Una pareja? —Lan Xichen miró un instante hacia abajo, justo donde sus dedos golpeaban la madera, y luego, retomó una vez más el contacto visual con su acompañante.

Jiang Cheng sonrió un poco con la misma expresión torcida y extraña. No podía seguir así, debía decir que era una broma, una horrible broma de mal gusto, pero una broma al fin y al cabo.

Una estúpida mentira.

Y sin embargo, absolutamente nada salió de sus labios.

Lan Xichen frunció ligeramente el ceño con una expresión notablemente confundida—Con pareja se refiere... ¿Cómo mi hermano y el joven Wei Ying?

Jiang Cheng se sobresaltó ante la aterradora comparación.

Lan Xichen hizo algo extraño con los dedos luego de su pregunta, específicamente, juntó y separó sus dedos índices reiterada y paulatinamente como si las yemas de estos dedos se estuvieran dando pequeños besitos.

Jiang Cheng se quería morir de la más genuina vergüenza, él jamás había tenido la cara tan gruesa para solo ignorar como Lan Xichen insinuaba una relación amorosa entre ellos con una precaria ejemplificación con sus dedos debido a la falta de información que le estaba brindando al respecto.

—¿Es eso? ¿Lo entiende, verdad? ¿Me podría confirmar si nosotros teníamos ese tipo de relación?—preguntó nuevamente Lan Xichen siguiendo con el romántico espectáculo de sus dedos besándose.

Lo que él deseabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora