Después del pequeño y desastroso acontecimiento que fue el ir a buscar una reliquia falsa y claramente en contra de las órdenes dadas por el consejo de los ancianos Lan, fue bastante difícil que la secta Gusu Lan autorizara a que Lan Xichen pusiera siquiera el dedo meñique de su pie derecho fuera del descanso de las nubes incluso con el pasar de varias semanas.
Jiang Wanyin siempre fue y sería alguien confiable para la secta Gusu Lan, por lo tanto, después de unos cuantos acuerdos decidieron perdonarlo y llegar a la resolución de que la culpa había sido de ambas partes por igual, una por insistir y la otra por ceder.
Lo que había sucedido fue definitivamente la peor suerte que había tenido Jiang Wanyin en años, un conjunto de eventos desafortunados que transcurrieron sin misericordia uno tras otro, sin embargo, no había siquiera una sola situación en la que Sandu Shengshou no tratara de sacar un debido provecho.
No fue por nada que había logrado construir su secta prácticamente desde cero.
Una vez que devolvió a Lan Xichen en una pieza a la secta Gusu Lan, Jiang Cheng volvió al pantano donde habían acabado con la bestia imitadora, al llegar, lo primero que hizo fue sacar un recipiente en forma de saco hecho con una tela especial que le sirviera para recolectar variados trozos de la bestia sin que la tela se deshiciera.
Para él y Lan Xichen fue extremadamente desafortunado encontrarse a esa bestia, pero justamente por ser una bestia tan poco común, su carne, o más bien, su habilidad para reflejar objetos y copiarlos, era un bien bastante preciado para los mercaderes.
También, después de buscar un poco encontró una curiosa perla, o más bien, dos de ellas. No le tardaría más de un par de días averiguar el uso de aquella perla y cómo la concentración de lo que se creía que era el tejido óseo brillante de la bestia podía utilizarse para volver invisible a su portador durante un tiempo.
Jiang Cheng se quedó con una de las perlas y la otra la ofreció como obsequio a la secta Gusu Lan remarcando cortésmente que aquel regalo era gracias a la cacería a la que él y Lan Xichen se habían embarcado.
Jiang Cheng sabía que lo que hacía era comprar descaradamente el afecto de las cabecillas de la secta Gusu Lan mediante ofrendas y proezas, y a esa altura, no podía importarle menos estar haciéndolo, en aquel momento lo único que quería es no tener tensión innecesaria o algo que hiciera incómodo sus encuentros con Lan Xichen.
Por eso, el día de hoy tenía que ser todo lo menos incómodo posible para ellos dos, o al menos, eso se decía Jiang Cheng mentalmente mientras sentía que le sudaban hasta los codos del nerviosismo, y todo eso debido a que Lan Xichen en persona estaba de visita por primera vez en el muelle del loto después de entrar en una larga reclusión.
Solo él, solo Lan Xichen, sin escoltas, sin discípulos, lo que significaba que ambos estarían a solas la mayor parte del tiempo.
Han estado solos ciertamente, pero nunca así, nunca en el hogar de Jiang Cheng.
—Entonces... ¿Nadie se opuso? —preguntó Lan Xichen mientras observaba la habitación reluciente de Jiang Cheng de rincón a rincón.
Si hubiera podido, Jiang Cheng hubiera mencionado a Lan Wangji descaradamente para hacer todo el asunto más obvio, sin embargo, no podía darse el lujo de provocar o enemistarse con nadie más en la secta Gusu Lan cuando depositaron nuevamente su confianza en él para velar por Lan Xichen aquel día.
—No, nadie presentó quejas, pero debo asegurarse que esta vez no habrá... incidentes.
—No te preocupes, no es como que pudiera incendiar todo Muelle del loto, ¿Verdad?
Jiang Cheng tragó nervioso, viniendo de Lan Xichen, aquellas palabras parecían más una amenaza que una inocente broma.
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Lo que él deseaba
RomanceUn día, al inicio del solsticio de invierno y sin aviso, Lan Xichen dejó su reclusión autoimpuesta. Jiang Cheng fue convocado meses más tarde. Él sabía lo que sucedió, sabía que el líder de la secta Gusu Lan había perdido repentinamente la memoria...