Puente de las Americas, Panamá.
Encima de las altas curvas de la parte más alta de aquel puente, el mas alto en la región donde se ubica el mismo, una figura con forma de hombre estaba parada en la parte más alta del mismo, los fuertes vientos de aquella mañana no parecían moverlo en lo mas mínimo, su mirada triste dejaba ver que aunque los vientos pudieran hacerlo caer al fondo de la unión de los dos mares más grandes de este mundo, no cambiarían en nada su faz, pensativo aquella figura parecía tener imágenes que no paraban de trazar en sus ojos un reflejo de nostalgia por aquello que pudo haber cambiado, dicho ser estaba vestido con una frazada negra que le llegaba hasta los muslos, pantalones del mismo color, al igual que el calzado, sus manos metidas en los bolsillos de la frazada y el viento a pesar que rugía silenciosamente hacia el oeste, sus ropas no eran sometidas al furia del mismo, es como si no estuviera allí, pero lo estaba, nadie podía verlo, ni los pocos conductores de aquella hora, ni los trabajadores del puente que hacían revisiones en dicho momento, al ver su mirada de dolor, solo pudo musitar, suavemente:
-estar aquí es el justo castigo por mi error.-se decía para sí- ni siquiera merezco todavía estar aquí, se que no me queda otra opción que obedecer, pero si fuera mi voluntad, preferiría volver a mi lugar, sería lo mejor............por que me quieres aquí, por que?- se preguntaba.
-No se hará tu voluntad, sino la Suya- se oye una voz en el viento-Cumple tu misión en este lugar, solo confía en El, y volverás a cantar de su amor en el oído de estos mortales que no han escuchado su melodía.
Durante unos momentos en la cual la voz se silencio, el rostro de este ser cambio a un aspecto serio, límpido, como resignándose a cumplir con aquello que solo el debía hacer. Así que doblo sus rodillas y salto al vació, y de igual forma nadie vio su movimiento, floto por los aires como si tuviera alas de ave detrás suyo, miro hacia un edificio en la lejanía y supo que allí estaba su destino, tal vez esta vez no fallaría, pero si lo hacía, lucharía por que esta vez lo haría con la espada en su mano, dio un ligero giro hacia el lugar donde miraba y se movió más rápido que el viento hacia allá.
En algún edificio de Punta Paitilla.
¿Que hago aquí?- se preguntaba una y otra vez, mientras el sonido estridente de una orgullosa canción de rock contemporáneo resonaba en aquel cuarto.
Allí estaba sentado Denis Castillo, un joven de 23 años, universitario, desempleado, vestido con un suéter de manga larga azul y pantalones jeans negros, cabello negros cortos tratados con permanente y ojos negros, de raza blanca. Se sostenía las manos de manera nerviosa sentado en aquel fino sillón mientras observaba a dos jóvenes de muy bello aspecto bailar al ritmo de aquella estridente melodía, sus movimientos parecieran que fueran guiados por vientos invisibles que las llevaran a lugares de intensos placeres.
Aquel cuarto estaba finamente decorado con cuadros impresionistas y equipos electrónicos de ultima generación, en el mismo había suficiente espacio para realizar las proezas que las jóvenes hacían sin cesar, de repente del cuarto de baño salió otro joven de las mismas características que Denis, solo que estaba vestido con una camisa manga corta de rayas negras y rojas y un pantalón jeans negros con cosidos en hilo blanco y sin zapatos, trayendo en sus manos una pequeña bandeja con un polvo blanco y un carrizo partido en dos.
No te preocupes, Denis-le increpo el joven- solo te sentirás extraño la primera vez, pronto verás que vuelas por los cielos........ además las nenas están aquí, no, Susana vino a verte como querías, no desaproveches la ocasión- con esto miro a la joven de cabellos largos negros quien lanzo una sonrisa hacia Denis, lo cual hacia entender que ella era Susana.
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Los Eternos (Manuscrito Original)
PertualanganUna batalla invisible se libra todos los dias ante nuestros ojos, Oscuros y Brillantes pelean por las almas de los hombres desde los primeros dias de la humanidad. El destino de las personas va mas alla de nuestras decisiones, un pensamiento y una a...